El uso y el abuso

La privacidad individual es muy valiosa y el chantaje de exigir que se les permita que podamos ser espiados es un acto repudiable, que no debería existir

Parece que el chantaje se ha entronizado en el mundo. Ya mismo, en las relaciones interpersonales virtuales, vamos a encontrar a gente que, si deseas estar en contacto con ellas, tienes que exponerles tus gustos, preferencias, prácticamente toda tu vida, para que puedas ser manipulado a su antojo.

Cada vez es más frecuente, cuando entras a Google, o a las redes sociales, o quieres leer sobre algo, te encuentres con la noticia, cubierta con un anuncio, de que si lo quieres hacer, tienes que aceptar que espíen tu vida (lo que ya han estado haciendo) y, además, aceptar que utilicen tu información como les venga en gana, e incluso la pasen a otros, ya sea por venta, canje o lo que sea.

Este tipo de chantaje es inadmisible. Preferible es que no pasen nada o que cobren por el uso de la información. Este tipo de chantaje es asqueroso, pues demuestra la deshonestidad de los directivos y del personal que trabaja con ellos.

No solo es que ellos sepan cuáles son tus preferencias (lo saben si tienen el registro de lo que ordenas), pero intercambiar tus datos con otras compañías pasa a ser un delito, pues yo no les he comprado nada a ellos y el respeto a la confidencialidad no debería permitir que eso ocurra.

Ya prácticamente Google no sirve para nada, pues la mayor parte de las búsquedas están bloqueadas por estos anuncios.

Prácticamente todas las búsquedas tienen la cláusula que exige el aceptar ser espiado, o que se sepa y se pueda comentar sobre tus gustos o preferencias.

Debería haber un alto a este abuso. La privacidad individual es muy valiosa y el chantaje de exigir que se les permita que podamos ser espiados es un acto repudiable, que no debería existir. Eso solo existe entre bandas de mafiosos.

José Gómez Rosales