¿Aún a tiempo?
Ecuador en sus últimos 20 años ha sido presa de ambiciones desmedidas en lo conceptual y material.
No lo sé. Esta es mi preocupación. Mientras los años me acercan al final de mi debut terreno, contemplo los centros educativos, de todo nivel, repletos de niños y jóvenes en busca de capacitación para un futuro, ¿demasiado incierto y cercano a la vez? El futuro va más allá de pronunciarlo o escribirlo. Construir un futuro personal, de la familia, la empresa, la sociedad, es una hermosa y difícil tarea que necesita de factores concomitantes que hagan posible su realización. Ecuador en sus últimos 20 años ha sido presa de ambiciones desmedidas en lo conceptual y material. Hemos asistido a una subasta de valores impresionante, como nunca. La honradez ha sido sustituida por la avidez. El futuro del país está en riesgo. Me abruma ser testigo de la impavidez de quienes tenemos algo más de 50 años. Nos hemos replegado tanto que tocamos los linderos de la abulia e irresponsabilidad. Escucho en mi interior voces que gritan: no es mi problema, mientras las calles se llenan de voceríos y grupos sin control que arrasan con lo ajeno y destruyen vidas como entretenimiento. La consulta popular de la que tanto se habla es urgente. Quizá esa forma anodina de manifestar nuestra desazón pueda ser un instrumento para salir de nuestra irresponsabilidad ciudadana y mediante un voto, a escondidas, digamos finalmente que la patria nos interesa.
David Samaniego Torres