Cultura

Sanguínea, fragmentos de un cuerpo en crisis

La escritora Gabriela Ponce presentó su ópera prima en Quito, Guayaquil y Cuenca

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La autora ha publicado de obras teatrales y es catedrática de Artes EscénicasFlorencia Luna

‘Sanguínea’, más que una novela, es una herida. Un cuerpo que se desmorona, que supura, que hiede, que se excita, que se desgarra. Es un cuerpo que respira y que duele, cómo duele.

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Lee aquí un fragmento de 'Sanguínea'

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La ópera prima de la dramaturga y catedrática quiteña, Gabriela Ponce, es una obra breve que hunde al lector el pozo fangoso de la pérdida y el deseo. Hay una trama, claro, pero decir que ‘Sanguínea’ es una novela que aborda una ruptura amorosa es simplificar lo indescriptible, y eso, justamente es lo que la autora quiso evitar.

“En ‘Sanguínea’ me planté una escritura sin censura, sin filtros (…) Quería retratar, desde la escritura, un estado del cuerpo en crisis, del cuerpo adolorido, que se está desintegrando. Eso es lo que realmente me interesó. No pensé tanto en la construcción del personaje o de la trama sino en cómo el lenguaje puede agarrar ese cuerpo que se está cayendo”, subrayó a EXPRESO.

Para Ponce, la obra partió desde las imágenes, una característica que reconoce como una fortaleza de su preparación teatral. “Son las imágenes las que despiertan mi escritura, imágenes quería retratar o escenificar en la escritura desde hacía algún tiempo, y que finalmente sirven como disparador de la narración”, remarcó.

Una de estas, quizás la más recurrente y que sirve de hilo conductor a la novela, es la sangre. Pero la sangre no como escenario de un crimen, sino como una exploración de lo femenino y desde la cual la autora aborda la menstruación, el erotismo y la educación afectiva.

“Como mujer, he sentido que la menstruación es un aprendizaje, una apropiación en la que también hay un discurso. Era muy necesario enunciarlo, nombrarlo, porque era una palabra que no se decía, a la que se le buscaban otras formas de nombrarla, y más que reinvindicarla, quería hacer mía esa experiencia”.

Una de las principales fortalezas de ‘Sanguínea’, es que Ponce rompe con el lenguaje pacato y tradicional desde las que se ha abordado el amor y la pérdida, y obliga al lector a replantearse sus propios prejuicios.

Para ella, esta exploración es algo que justamente sucedió desde la escritura.

“La eroticidad es algo que se manifiesta desde que eres muy niño y se censura. Quería abordar cómo se manifiesta con las amigas, con los hombres, como muta, como se transforma. Siento que hay unos modos de hablar de lo sexual que se han establecido, incluso desde lo femenino, pero que esos también son estereotipos. Quise irme por otro lado, desde lo explícito, desde estas regiones ambiguas que constituyen en sí misma una pregunta”, comentó.

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La novela se presentó en las tres ciudades principales del país.Cortesía

Otra de las preguntas que plantea la autora es cómo la educación afectiva recibida desde lo cultural, en la infancia afecta las relaciones en la adultez, específicamente desde las telenovelas.

En un fragmento esta dice: “Repetirme la frase ‘yo esto me lo merezco’. Soy una telenovela. Haber visto novelas fue, además mi educación sentimental, el origen del miedo por los aviones y el gusto por la respiración en el cuello”.

Pero llevar la cursilería hacia lo irónico y lo ridículo es un punto que, desde la escritura, permite la reflexión. “Para mi generación y la de mi madre, fue muy importante esa educación emocional a través de la telenovela y a través de la cual se fijan ciertos modos de relación, ciertos modos de aproximación al amor. Son aprendizajes asentados en el cuerpo y uno tiene que apropiarse de ellos, de esa cursilería y mirarla críticamente y llevarla hasta el límite para ver qué sale de ahí. Son aprendizajes culturales muy difíciles de revertir, pero desde la mirada crítica, irónica y ridícula sirven para observarlos con cuidado”, agregó.

'Sanguínea', concluye con una de las imágenes más potentes de la misma, y deja al lector con gran cantidad de dudas y una sensación de desolación profunda. Pero cómo es mejor experimentarlo en carne propia, les dejamos un fragmento de la obra.

La novela se presentó en Quito, Guayaquil y Cuenca y se puede adquirir en las página de Severo Editorial.