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Animales Fantásticos
Escena de Los Secretos de Dumbledore.Cortesía

Animales Fantásticos: ahora revelan los secretos de Dumbledore

Con una buena dosis de humor, pero con la tensión algo diluida, los personajes no logran una participación de impacto.

El profesor Albus Dumbledore (Jude Law) sabe que el poderoso mago oscuro Gellert Grindelwald (Mads Mikkelsen) está haciendo planes para apoderarse del mundo mágico.

Incapaz de detenerlo por sí solo, confía en el magizoólogo Newt Scamander (Eddie Redmayne) para, juntos, dirigir a un intrépido equipo de magos, brujas y a un Jacob Kowalski (Dan Fogler), valiente panadero. Todos se alistan para una misión peligrosa, en la que se encontrarán con antiguos y nuevos animales hasta enfrentarse a una legión cada vez más numerosa de los que vivan a Grindelwald.

'Los crímenes de Grindelwald'  (2018) fue su antecesora y este capítulo bien podría cerrar la trilogía que representa lo escrito por J. K. Rowling, a quien todos conocen por la serie Harry Potter. Y 'Los secretos de Dumbledore' es, sin lugar a dudas (pese a sus fallas), su mejor expositora, porque desde su inicio impone al cinéfilo el tono, el ritmo necesario para que este se divierta.

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No satisfechos, sus guionistas (Rowling y Steve Kloves) añaden una gran dosis de buen humor. Esto genera una especie de cónclave entre los personajes que inundan la trama y por ello destaca la química actoral que despliegan Redmayne y Fogler, sobre todo el último… quien termina robándose la película, ya que será muy difícil no reír en sus escenas.

La dinamia, la vertiginosidad, los efectos visuales del filme arrastran los sentidos, pues ver edificios que se desmoronan cual castillos de arena o platos que vuelan desaforadamente es una clara demostración de esa magia que tiene el cine actual.

Pero los momentos de gran tensión no logran su intención. Igualmente, los personajes quedan a veces diluidos, sin ton ni son, y esto hace que no queden fijos en la retina de los asistentes.

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Además, al otorgarle tantas facetas al personaje llamado Grindelwald, olvidan el sitial preferencial que debieron y deben tener las actuaciones que pululan la pantalla y ello transforma al eje principal de este aquelarre de brujas y magos, solo para mostrar que todos los formantes del hecho son una amenaza.

Destacan, en sus actuaciones, Jude Law y Mads Mikkelsen pero, a momentos, el argumento los convierte en seres repetitivos que crean algo de confusión.

El final no está a la altura esperada y se tiene la sensación de que no aprovecharon su enorme potencial, no como debieron hacerlo pues, aunque la historia funciona de por sí, no estaba por demás pulirla.

Pero usted no se preocupe, finalmente, como espectadores también son críticos. Vaya al cine… siéntese y disfrute de ella.

Nota al margen. La película se grabó en Río de Janeiro y Berlín. Johnny Depp iba a seguir caracterizando a Grindelwald, pero sus aberrantes líos conyugales hicieron que los productores no lo contraten y dieran el rol a Mikkelsen.

  • Calificación: * * * *