Los guayaquileños denuncian estar cansado de ver como las normas de tránsito son irrespetadas en la ciudad. Y es que basta rodar en el Puerto Principal  unos minutos para constatar las infracciones que tanto peatones y conductores (de vehículos pesados y livianos) cometen. 

Claudia Franco, quien vive en el cuarta etapa de la Alborada, es una de las ciudadanas que de forma permanente reclama a la ATM más controles. Ella denuncia que en las herraduras integran su vecindario, los vehículos se estacionen sobre las veredas, de lado y lado, impidiendo el paso quienes intentan desplazarse o caminar.

"Esta situación no es nueva y la conoce bien la ATM. Se repite además en todos los vecindarios del norte que tienen características similares a la Alborada. Y ni decir de lo que pasa en las calles. En la misma Rodolfo Baquerizo Nazur y la Francisco de Orellana, eternamente congestionada, los buses paran donde les da la gana y asimismo los pasajeros pretenden que los recojan en cualquier sitio, ajeno al paradero, y nunca nadie sanciona. ¿Qué quiero decir con esto? Que Guayaquil es la ciudad del irrespeto y del quemeimportismo. La gente actúa de forma individual, sin importarle en absoluto el resto. Y eso ya tiene que ver con la forma en la que te educan en casa, así que mediten familias. Lo estamos haciendo mal", señaló. 

En un recorrido realizado días atrás, EXPRESO constató lo dicho por la ciudadanía. Por ejemplo, como se muestra en la imagen principal que acompaña esta nota, en Clemente Ballén y Lorenzo de Garaycoa, un ciclista pasa por alto el hecho de que la vía es de un solo sentido; lo que provoca que quede de frente con los conductores.

"Pudo haber provocado tremendo accidente. No tiene sentido irrespetar la ley. Y es que hay señalética por todos lados. Lo que hizo él lo hacen muchos, pero no hay control. Desde mi punto de vista, si hubiera más sanciones e incluso para peatones y severas, aprenderíamos sí o sí a respetar. Acá somos muy permisivos. Por eso nos ven la cara", sentenció Walter Moreno, habitante del sector. 

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En la avenida Casuarina, en cambio, este Diario vio a motociclistas y conductores de tricimotos rodando por la vereda para evitar el transito. Esta escena es común en las calles de El Cóndor y Álamos Norte, donde se observa a las tricimotos desplazándose incluso por el parterre central. 

"Aquí hacen lo que quieren porque ni las cámaras sirven. Nos hemos quejado hasta el cansando. ¿Y saben qué hace la ATM? Manda un día a un agente y luego nos olvidan por seis u ocho meses, siempre es igual", mencionó Lorena Zapata, habitante del Portón del Álamo. 

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