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María de los Ángeles señala que son los niños los que más sufren por el ruido, al no poder descansar como se debe.Christian Vinueza / EXPRESO

La prioridad vial que destruye la tranquilidad de los vecinos

La construcción de puentes en medio de zonas residenciales genera malestar de todo tipo.  Urbanistas cuestionan la falta de análisis de los impactos

Hace 7 años, la paz y armonía que se respiraba en la ciudadela Brisas del Norte, cambiaron abruptamente por esa “necesidad” de abrir nuevas vías para descongestionar el tráfico vehicular que exaspera en el Gran Guayaquil. La construcción del puente que une el Puerto Principal con Samborondón se volvió en el gran ‘enemigo’ de muchos que viven a su lado, soportando todos los días no solo el esmog del tráfico vehicular que se forma en el sector, sino el ruido que genera especialmente en horas pico, que son en las mañanas y noches de descanso.

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María de los Ángeles Chalén cuenta que hay camiones que no tienen permitido transitar por el lugar, pero que ingresan por la vía de servicio y se quedan atrapados, lo que provoca tráfico; y, a su vez, la bulla de bocinas. “Eso molesta. Pero nadie hace nada por evitarnos esa contaminación auditiva que afecta a niños. Por ejemplo, en mi hogar tengo un bebé de tres meses, no duerme. A la final, toca acostumbrarse a eso porque hacen caso omiso”, cuenta la moradora, al añadir que a partir de las 6 de la mañana la despiertan los pitidos y, entre 4 y 7 de la noche, la bulla es igual.

Varios vecinos señalan que nunca se socializó con ellos la construcción del puente, que a pesar del tiempo y la utilidad que tiene, les generó malestar, como ha ocurrido en otros sectores en los que este tipo de infraestructuras también han tapado fachadas y generado la migración de sus residentes, como lo ha contado EXPRESO.

¿Qué se está haciendo para bajar esa contaminación auditiva que no solo sufre ese sector de la ciudad, sino otros sitios con alto flujo vehicular y donde la bocina de buses o vehículos particulares impera? ¿Antes de la construcción del puente se socializó la obra y sus impactos? ¿Cuál es la planificación que se realiza al momento de la construcción de un puente o solución vial? ¿Qué se considera?, fueron las inquietudes que se trasladaron al Municipio. Hasta el cierre de esta edición no llegaron respuestas.

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José González muestra con una varilla cómo quedó fofo el terreno donde se asienta la casa de su hijo, tras la zanja que se formó para la construcción del puente.Christian Vinueza / EXPRESO

La urbanista y docente Rosa Edith Rada manifiesta que la planificación de ese tipo de estructura es obligatoria. “El problema que tienen los municipios es que hacen una planificación a espaldas de la comunidad, a pesar de que pueden decir que los toman en cuenta, no es real, no es cierto...”, dice la profesional.

Se debe considerar suplir la necesidad de espacios públicos... algo más integral que permita mejorar la calidad de vida de las personas y no solamente de las personas que utilizan auto.

Luis Alfonso Saltos, urbanista

Hacer una planificación, explica, “implica una visión general, por ejemplo: una visión sostenible, una visión que permita que todo lo que se haga en la ciudad respete al ambiente, la costumbre, la cultura, el quehacer, toda la parte social, promueva toda la parte económica para que la gente trabaje, para lo cual hay que adecuar algunas normativas... toda la parte de donde se hacen los puentes, donde hacen las comunicaciones, es una obligación que cada proyecto tenga el plan de manejo ambiental y está ponerle al barrio conocimiento de la obra, y si el barrio no está de acuerdo, pues la obra no se la hace, lo que lamentablemente no se considera”.

El problema que tienen los municipios es que hacen una planificación a espaldas de la comunidad, a pesar que pueden decir que los toman en cuenta... no es real, no es cierto...

Rosa Edith Rada, urbanista y docente

Y fue justamente eso que, según vecinos de la manzana 2407 de Brisas del Norte, no se les consultó. José González Fernández, padre del propietario de la villa 16, José Gregorio, de quien muestra que tiene un 100 % de discapacidad auditiva, no solo sufre por el ruido de la cantidad de carros que pasan al lado de la casa, sino por los huecos que se produjeron en la sala y comedor tras los trabajos que se realizaron por el puente. Con un fierro de aproximadamente un metro muestra cómo se hunde con facilidad en la tierra. Menciona que, aunque la constructora que estuvo a cargo de la obra reparó daños que sufrió no solo la vivienda de su hijo, sino de otros vecinos, él siguió en una lucha legal de la que no ha logrado los resultados que esperaba.

En lo del ruido creo que no lo vamos a poder cambiar, pero perturba; en las noches no hay cómo estar tranquilo viendo televisión. En la mañana uno se despierta con el ruido de los carros.

José González Fernández, morador de Brisas del Norte

“Desde 2018 sufro con esto. Una casa hasta se cayó durante la construcción y a otros vecinos le hicieron hasta reparaciones nuevas. En lo del ruido creo que no lo vamos a poder cambiar, pero perturba; en las noches no hay cómo estar tranquilo viendo televisión y en la mañana uno se despierta con los pitos. En la madrugada, cuando pasan los tráileres se mueve la casa como si fuera temblor. ¡Es terrible! Y otra cosa es el esmog que se produce. No hay una valla para que el humo no ingrese a la casa”, cuestiona el vecino.

HabitaciónAbajo y en medio de la estructura son espacios utilizados por personas en situación de calle, que han hecho del puente su vivienda.

Aracely Chalén, quien vive al lado de la casa de González, corrobora los malestares que sufren por la infraestructura. “Luego de que se construyó este puente vinieron muchas anomalías. Se terminó la paz”, menciona al recalcar que es a la ‘hora pico’ que más afecta. Según indica, su casa también sufrió daños en la losa, pilares, pero que el Municipio terminó reparándola. A ella tampoco le socializaron la obra. “Nunca nos dijeron de esta construcción”, confirma.

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Para el arquitecto y urbanista Luis Alfonso Saltos, “este tipo de proyectos no solo deben estar enfocados en solucionar el problema vial, sino también analizar los impactos negativos que pueda tener en el barrio, en la sociedad donde se los implante. ¿Qué pasa, por ejemplo, con los pasos vehiculares que tapan fachadas de edificios o en los bajos, que muchas veces se transforman en sitios donde viven personas en situación de calle, lo que genera otros problemas urbanos...?”, señala. Concuerda con Rada en que estos proyectos deben estar integrados en una planificación macro de la ciudad. “Muchos de los proyectos viales que el Municipio está llevando a cabo y proponiendo, solamente se enfocan en problemas viales, estructurales del sector, más no con una visión a mediano y largo plazo en busca de la sostenibilidad o incentivar el uso de transporte público masivo. También se debe considerar suplir la necesidad de espacios públicos en sectores donde se genere, como parques, canchas; algo más integral que permita mejorar la calidad de vida de las personas y no solamente de las que utilizan auto”, considera.