El dinamismo nocturno que había recuperado Urdesa en el último trimestre del 2023 decayó. El mes de enero suponía un crecimiento sostenido en las actividades de bares y restaurantes.

Sin embargo, el flujo de comensales y visitantes a esta tradicional zona turística de Guayaquil disminuyó en forma abrupta en las últimas semanas.

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La violencia terrorista que ha afectado a la ciudad y las medidas gubernamentales para enfrentarlas son dos de las causas que, según propietarios de estos establecimientos, han propiciado una reducción en ventas.

El toque de queda, que preliminarmente fue establecido entre las 23:00 y 05:00, afectó las actividades en estos sitios.

Si en noviembre y diciembre los locales lucían llenos de comensales y visitantes, hoy la situación es distinta. Eran las 19:30 del jueves 1 de febrero. Desde un carro descienden cuatro personas en la esquina de Víctor Emilio Estrada y Las Monjas. Dos hombres y dos mujeres ingresan al restobar El Manantial, ícono de la zona.

En el sitio está sonando ‘Sueño’, de Fonseca. Los usuarios fueron ubicados en una mesa y se pidieron cervezas.

“Salimos recién del trabajo y como ayer no alcanzamos a ir a comer cangrejos antes de la veda, vinimos a desestresarnos un rato”, comentó Karen Castro, una de las comensales del local.

El establecimiento albergaba la mitad de su capacidad mientras seguían llegando usuarios.

Juan Andrés Granja, administrador del restobar, reconoció que las ventas bajaron durante el mes de enero, en comparación a noviembre y diciembre pasados, debido al toque de queda.

“A la gente en Guayaquil le gusta salir un poco tarde, entonces (hay que) educarlos para que vengan más temprano, hacemos promociones, tener ganchos, usar redes, hemos tenido que tomar esas herramientas para que el flujo de la clientela continúe, pero se ha visto afectado”, manifestó Granja.

Cuadras más adelante, en Guayacanes y Víctor Emilio Estrada, José Moreno atiende a comensales en el establecimiento de venta de shawarmas Javivi. De las seis mesas disponibles, cuatro estaban ocupadas.

Durante los días que el toque de queda comenzaba a las 23:00, tuvieron un descenso en las ventas de hasta el 50 %.

Luego, al aumentar una hora más a la libre circulación, la situación ha mejorado, comentó. Sin embargo, no se equipara a lo registrado durante las últimas semanas del año pasado.

“El ambiente es como que la gente se va temprano 10, 10 y media (de la noche) ya empieza a quedar un poco vacía la zona. Ha bajado la afluencia de personas”, expresó Moreno.

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En un recorrido que realizó este Diario el pasado fin de semana y el jueves 1 de febrero, se constató que los negocios intentan atraer a los clientes con promociones.

Además, otros establecimientos comienzan sus actividades más temprano, para acaparar una mayor cantidad de usuarios antes de la medianoche en que rige el toque de queda.

Detrás de la barra del bar El Balcón estaba sentado Alfredo Matute, a cargo de las operaciones de este establecimiento.

Mientras sonaba un vallenato en el salón, él explicaba que la situación ha sido preocupante para diversos locales.

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“Los negocios han decaído bastante, haciendo una comparación al mes de noviembre que es un mes normal, hoy tenemos ventas por el 20 % y arañando nomás”, expuso Matute.

Pese a los anuncios previos de un fuerte impacto del fenómeno de El Niño en el Litoral, el comerciante confiaba en que el problema que los aqueja fueron los eventos de terrorismo. Ahora espera que la situación comience a mejorar.

“Las expectativas para nosotros en febrero eran por la presentación de los equipos, tanto de Barcelona como de Emelec, pero los han aplazado y están a punto de suspenderlos, imagínese”, sostuvo Matute.

Para Granja, los patrullajes policiales están siendo constantes a lo largo de la Víctor Emilio Estrada, sobre todo en los espacios turísticos. Por eso aspira a que en este nuevo mes, el flujo de clientes pueda restablecerse.

Otros propietarios de locales también esperan que Urdesa vuelva a encenderse.

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