
Milagro: la movilidad caótica y el descontrol de las motos ahogan a la ciudad
El uso de vehículos unipersonales como taxis informales y la contaminación auditiva complican la seguridad de los peatones
El grito lo ahuyentó. “Niño, ¡cuidado con el carro!”, dijo el cuidador informal de parqueos, y el menor avanzó rápidamente hacia la acera donde está su plantel educativo, la escuela Victoria Macías de Acuña. Lo que debería ser una zona tranquila para que los estudiantes caminen seguros hacia su escuela, era una calle donde autos y motos circulaban sin parar.

Milagro, caos en movilidad
Es una escena cotidiana en Milagro. Este cantón de Guayas se muestra saturado de vehículos motorizados, sobre todo de motos. Aquí son utilizadas incluso como taxis.
Al pie de la Alcaldía, en la avenida Juan Montalvo, motociclistas se detienen en zonas donde está prohibido estacionar, dejan y recogen pasajeros. Usar casco no parece ser un requisito, incluso si los pasajeros son niños. La luz roja del semáforo tampoco impide que salgan frenéticos hacia su destino. Si esto pasa al pie del Municipio, en otros sectores ocurre algo similar. A lo largo de la avenida 17 de Septiembre, que conduce a la salida de la ciudad, decenas de motos circulan a exceso de velocidad y zigzaguean entre los automóviles.
“Veo que las motos salen y entran. Se supone que esto (la calle) tiene que estar cerrado por lo que salen los niños. Que haya un vigilante para que dirija el tránsito y puedan pasar con seguridad”, es el pedido de Lisbeth Plúas, quien esperaba junto a su hijo afuera de la mencionada escuela.
A la inseguridad vial que representa la saturación de calles se suma otro problema: la contaminación acústica por el uso incontenible de la bocina de las motos. Sobre todo cuando los conductores de mototaxis pitan para llamar la atención de algún posible cliente.

“El conductor informal es el que anda pitando. Por lo general, esas motos se las retiran los agentes de tránsito (en operativos), se las llevan (al centro de retención vehicular), nunca las sacan y ellos vuelven a otro local, donde venden motocicletas económicas de segunda o súper económicas y vuelven a sacar otra moto. Es como un círculo”, menciona Elsa Caicedo, quien administra un local de venta de motocicletas nuevas, en el centro de la ciudad.

Hay que repensar la movilidad
Son 2.474 motos las que están matriculadas en Milagro, según registros de la Empresa Pública de Movilidad, Tránsito y Transporte de Milagro (Emovim), de enero a mayo del 2025.
En octubre del 2019, el Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) de Milagro aprobó la Ordenanza que regula y norma el uso y control de la circulación de motocicletas, motonetas, ciclomotores, tricar, cuadrimotos y similares. La norma tiene como objetivo “lograr niveles aceptables de seguridad, prevención, reducción sistemática y sostenida de los accidentes de tránsito; y mitigar el alto índice delincuencial, cuyo ‘modus operandi’ utiliza este tipo de transporte para robos y asesinatos”, según se indica en su primer artículo. Ahí se establece el uso obligatorio de casco para conductor y acompañante (Artículo 9) y se prohíbe “utilizar dentro del área urbana la bocina y dispositivos sonoros” (Artículo 11, literal J).
Hacer operativos es la herramienta que la Emovim aplica para intentar frenar este problema. Es algo que se les sale de las manos, según reconoció a EXPRESO su gerente, Xavier Sánchez Pulley.
“Es un desorden completo. Las personas van sin casco, muchas veces porque las motos eléctricas supuestamente no pueden ser sancionadas ni reguladas. Es un abuso”, mencionó. “No es fácil controlar (el uso de) el pito. Tengo 115 agentes de tránsito para todo Milagro. ¿Qué dice la norma? Debo tener un ACT (Agente de Control de Tránsito) por cada 1.000 habitantes. Si tenemos 200.000 habitantes, tengo un déficit”, sostuvo el directivo.
Desde enero hasta mayo pasados, en Milagro se sancionó a 799 motociclistas por no usar casco, y se multó a 729 por el uso indebido de la bocina, según cifras de la Emovim.
Pero hacer que las motos, que son vehículos unipersonales, dejen de usarse como taxis, es un reto pendiente. Así lo considera Michelle Gaibor, coordinadora de la Fundación Ciudadana de Movilidad y Seguridad Vial (Movidana), quien cree que las mototaxis son una “respuesta a la falta de transporte público”. “La autoridad tiene que ver cuáles son las necesidades de movilidad en mi cantón: si hay transporte público, verificando rutas para ver si responden a lo que necesita la ciudadanía”, indicó a EXPRESO. Gaibor considera “necesario tener datos de cómo se mueve la gente” y que para eso se debe actualizar el Plan de Movilidad, que data de 2013.
“Estamos por adjudicar el proceso de consultoría para actualizar el Plan de Movilidad, el cual nos va a reflejar todos los problemas que existen, el análisis, el diagnóstico y cuáles son las soluciones”, dijo Sánchez. Mientras los documentos se actualizan, la ciudadanía espera por seguridad vial, que se ve amenazada por la presencia masiva de vehículos motorizados, que ponen en riesgo a peatones.