Un modelo de gestión sobre la lupa. Fue el último día de enero en el que el alcalde Aquiles Álvarez advirtió en la mesa del Concejo Cantonal que sigue el estudio y análisis de, sin revelar nombres, las empresas públicas y fundaciones que entrarán en liquidación. Que Guayaquil ha avanzado y que “han cambiado los tiempos”, fue lo que justificó a los ediles aquel día.

Mientras esto ocurre, en los 9 meses que lleva esta administración se han creado dos empresas públicas, también conocidas como EP: Segura, que apiñó la Corporación para la Seguridad Ciudadana y a la Dirección de Gestión de Riesgos; y la Empresa de Parques, con Samanes como sede y punto de partida.

Pero el alcalde defiende que quiere un Guayaquil donde se administre todo en una estructura municipal, y ha reconocido que va a costar “dinero importante”, pues se liquidará a personal. “Aquí tenemos que centralizar la administración... y para allá vamos”, adelantó.

Ante este escenario, con el nacimiento de empresas y eventual exterminio de fundaciones, surge la incógnita de que si será efectivo centralizar Guayaquil, como apunta Álvarez y que no ha tenido algún cuestionamiento del cuerpo edilicio.

Te invitamos a leer: Guayaquil: Las jardineras inconclusas que ponen en riesgo a Samanes 6

Por ejemplo, a Juan José Jaramillo, arquitecto y catedrático de la Universidad Espíritu Santo (UEES), le genera un poco de preocupación la justificación de Álvarez. “Que es una cuestión de estilo, y al ciudadano lo deja pensando que quizá no se está analizando técnicamente las cosas o lo suficiente. No puedes tomar una decisión simplemente por un cambio de estilo; las decisiones se toman con números, si es rentable, si es sostenible...”, explica.

Dice que otro punto a tener en cuenta es que la aparición de empresas públicas debe tener el mismo análisis y se debe conocer realmente a qué se van a dedicar; su objeto. “Cómo puede una empresa de parques ser sostenible, con qué recursos... cuál sería el modelo de negocio, ¿va a cobrar una tasa por limpieza y mantenimiento?, ¿van a concesionar algunos espacios públicos con negocios que les permitan tener ingresos? Es un tema que hay que analizar”, precisa.

Recuerda que en la era que Jaime Nebot administró Guayaquil se pusieron en marcha proyectos como Mucho Lote 1 y 2, Mi Lote desde la Dirección de Obras Públicas, a través de la unidad de vivienda. “La Empresa Pública de Vivienda del Municipio que existe de la época de Cynthia Viteri, cuántas casas ha vendido, cero, y existe desde 2020”, cuenta, al sugerir un análisis financiero responsable como cualquier tipo de negocio.

En tanto, para el experto en planificación territorial y presidente de la fundación Larkin Ecuador, Héctor Hugo, no le apostaría a la centralización. Arroja sus argumentos: “Los GAD son Gobiernos Autónomos Descentralizados. Está descentralizado y lo que se puede hacer es desconcentrar, sería prudente porque estamos atrasados en ese sentido, que Quito ya lo ha hecho, con los administradores zonales”, cuenta.

Al referirse a las empresas y fundaciones, subraya que ambas son necesarias y que se las puede administrar de distintas formas para la sostenibilidad, en este caso del Municipio. “Que continúen las empresas y fundaciones y le saquen provecho de acuerdo al rol que cada una cumplen, en beneficio de la ciudadanía”.

Mientras que el máster en planificación urbana y regional, Carlos Jiménez, opina que si lo que el Cabildo pretende es un modelo de crear nuevos centros, y los distritos, sí. “Conceptualmente, es bueno, ojalá lo trabajaran con el resto de alcaldes del conurbado, pero lo que más me preocupa es que sea un tema semántico más que de fondo”.

Jiménez hace un llamado a que se deben “sincerar y socializar todos los números” al referirse a las instituciones.    “Qué equipamiento se cubre, qué se recauda... tener claro qué ingresa, qué hace falta recaudar, y por el otro lado dónde y cómo se gasta. ¿Dónde está ese detalle a disposición del ciudadano? Esto es un pendiente desde la época del modelo exitoso del PSC”, añade.

Jiménez concluye diciendo que el enfoque debe ser sistémico. “Si van a eficientar áreas administrativas, está bien, porque probablemente habrá un ahorro en personal, pero que sean transparentes en el destino que le darán a esos fondos, sino caerán en el mismo saco que el ‘modelo exitoso’. El modelo de gestión ‘exitoso’ real es el que transparenta los números, y le cobra la cuenta a quien debería”.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!