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Barcelona, amo y soberano de América

El equipo de Fabián Bustos vuelve a meterse entre los cuatro mejores del continente. Medirá a Flamengo en semifinales de Libertadores

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Barcelona perdió el control de las acciones, Fluminense toma la iniciativa.EFE

Se dio el batacazo de la Copa Libertadores. Cuando en las posibilidades estaba que las semifinales de esta edición podían estar plagadas de brasileños, Barcelona se hizo el equipo de toda América para clasificar y lo logró. Los toreros clasificaron en una sufrida llave ante Fluminense y acompañarán a Flamengo, Atlético Mineiro y Palmeiras en la próxima ronda.

Fluminense era el equipo que tenía que salir a proponer al Monumental e impuso esa intención desde el arranque del partido. Con una presión alta en la que le quitaba la pelota de inmediato a Barcelona, la visita le proponía un duelo incómodo a los canarios que cuando pasaban la mitad de la cancha, no lograban enlazar líneas para construir fútbol.

Damián Díaz tenía que retroceder algunos metros de su posición habitual para tener la pelota y guiar a Barcelona en la salida, pero era tal la intensidad de los brasileños que el Kitu, o entregaba rápido la pelota o lo asistían con una infracción.

Todo lo contrario Fluminense, que hilvanaba fútbol desde el portero Felipe y que siempre hallaba a Ganso como el director de la orquesta del Flu. Arriba Fred era el pivoteador ideal y a su lado aparecía Henrique, un habilidoso zurdo que significó un problema para Mario Pineida.

A los 30 minutos, la posesión era 75 % de Fluminense y 25 % de Barcelona, pero el síntoma positivo para los canarios era que los brasileños tenían el balón, pero no lograban profundizar en el área de Burrai y hasta ese momento no había una real jugada de peligro.

Sin embargo, de tanto intentar, los visitantes empezaron a forzar la actuación de Javier Burrai. Primero con una chilena de Ganso y luego con un remate dentro del área de André.

Otra buena noticia para los canarios era la lesión de Ganso, precisamente, después de la acrobática chilena en el área amarilla. Cayó mal y tuvo una fractura en la muñeca. En su lugar ingresó el ecuatoriano Juan Cazares, quien no tuvo un gran duelo en la ida en Brasil.

Los toreros avisaron en la última jugada con un cabezazo de Jonathan Perlaza que no terminó en el arco, pero que anticipaba que el local podía ofrecer algo más.

Así se iba el primer tiempo y Barcelona, aún, era el clasificado a semifinales.

El segundo tiempo marcó un antes y después para Barcelona. Ese equipo sometido que no lograba juntar tres pases en el primer tiempo, iba a empezar a tomar fuerza y adelantó sus líneas.

Fue evidente el decrecimiento futbolístico de Fluminense con la salida de Ganso. Cazares no podía igualar su rol e influencia y su mayor injerencia se daba en las pelotas paradas.

Barcelona aprovechó eso y fue intentando de a poco. La más clara de los toreros se dio al inicio del complemento con un testazo de Luis Fernando León que no tuvo destino de gol, pero por su ubicación parecía que era la ocasión que el barcelonismo esperaba.

Los toreros no iban a bajar la marcha en su planificación. Fluminense ya no era el equipo incisivo del primer tiempo, ya no recuperaba la pelota en la mitad y ya no asustaba a los amarillos.

De a poco se fue entusiasmando el equipo de Bustos que iba a enviar al campo un jugador que iba a dar la asistencia que pondría a los ecuatorianos, o gran parte de ellos, a saltar de alegría.

Michael Hoyos ingresó a los 65 minutos y en el 73, le filtra un pase a Gonzalo Mastriani como si fuera un 10 clásico, para que el uruguayo la controle con pura calidad y luego la defina suave con su pierna izquierda.

El partido ya era otro. Esta definición entraba en la zona Barcelona o zona Bustos, en la que todo está a su favor y hacerle daño es muy difícil.

Los brasileños lucían frustrados. El desgaste ejecutado no les dio resultados y ni los cambios lograban darle ese impulso necesario.

Barcelona lo volvió a lograr. Luego de cuatro años vuelve a estar entre los cuatro más grandes de Sudamérica. Sufrió, sí. La pasó mal en el primer tiempo, sí. Pero si hay algo que el equipo de Bustos ha demostrado es que no muere con facilidad. Flamengo los espera. Primero en Brasil y luego en Guayaquil.