Una enorme explosión de rayos gamma (GRB, por sus siglas en inglés), detectada el año pasado por numerosos telescopios espaciales y terrestres, impactó contra nuestro planeta. El remoto estallido provocó una importante perturbación en la ionosfera de la Tierra. 

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Este tipo de perturbaciones suelen asociarse a eventos de partículas energéticas del Sol, pero esta fue el resultado de la explosión de una estrella o supernova a casi 2.000 millones de años luz de distancia, que incluso se ha llegado a asociar al nacimiento de un agujero negro.

Estudiar los efectos de explosiones como esta pueden proporcionar información sobre las extinciones masivas en la historia de la Tierra.

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La estabilidad de ionización de la atmósfera terrestre desempeña un papel fundamental para la evolución y perdurabilidad de la vida, pero está expuesta a estas remotas explosiones de alta energía, que pueden afectar a capas protectoras como la de ozono. Los estallidos de rayos gamma fueron en su día fenómenos misteriosos. 

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