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Mujeres, madres y culpa

Tanto las madres que trabajan fuera de casa, como las que se quedan con los hijos tienen la impresión de  que nunca hacen lo suficiente

Mujer trabajando
Siempre tienen la impresión de correr y de no hacer todo lo necesario por  la familia.Pixabay

En las mujeres que trabajan, la búsqueda de armonía entre la vida profesional y la vida familiar es equivalente a la búsqueda del Santo Grial.

Una madre que permanece en el hogar muy a menudo por sus hijos, lo mismo que la madre que trabaja fuera de él. Cada una encontrará en su modo de vida ventajas e inconvenientes personales, pero es probable que ninguna de las dos esté plenamente satisfecha de su ideal de mujer.

Las mujeres que trabajan por fuera se sienten cansadas y lo atribuyen a su doble jornada. Todo lo que delegan a otros relativo a la casa y a los hijos, cuando tienen los medios para permitirse esos servicios, está bajo su responsabilidad. Se preguntan sin cesar si sus hijos no carecen de esto o de aquello y por momentos llegan a desmoronarse.

Siempre tienen la impresión de no ser ayudadas o de tener que asumir toda la organización de la casa solas. Se tranquilizan diciéndose que es por sus hijos por quienes trabajan, pero la duda también está presente. Siempre tienen la impresión de correr y de no hacer bastante por ellos, por la casa ni por la pareja.

Por otro lado, las madres que están en casa no se encuentran forzosamente más alegres que las que trabajan. Resienten un gran cansancio, se cuestionan sobre sus capacidades de saber manejar bien a sus hijos, les vienen olas de angustia y frustración si uno de ellos no está bien o si no logra buenos resultados en la escuela.

Se tranquilizan diciéndose que dan a sus hijos lo mejor de sí mismas, pero en la intimidad de las confidencias, dudan.

Al igual que las madres que trabajan fuera de casa, la que se quedan con los hijos tienen la impresión de que les falta el tiempo y que nunca hacen lo suficiente, sumado a la incertidumbre que frecuentemente les invade acerca de todo lo que pudieran ser capaces de alcanzar si contarán con un poco más de apoyo.

Expresan su sentimiento de llevar toda la carga solas, sin retribución de valorización, sin visibilidad de su acción.

Se suele hablar del fenómeno de techo de vidrio, para ilustrar la desigualdad profesional para con  las mujeres; se podría también hablar del trabajo  transparente de  las mujeres  en casa. El colmo es que, en la mayoría de los  casos, las mujeres que son madres acumulan los dos.