
Mapas, feminismo y justicia: así lucha ALDEA contra la violencia y el olvido estatal
La Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo (ALDEA) es una organización que articula saberes y políticas
Desde sus oficinas en la capital ecuatoriana, Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo (ALDEA) se ha consolidado como una voz firme y plural en la defensa de los derechos humanos y de la naturaleza. Integrada por un equipo de mujeres y hombres comprometidos con el desarrollo equitativo e intercultural, esta fundación trabaja con un enfoque de género, derechos, interculturalidad e intergeneracionalidad. Su propósito es claro: fomentar sociedades justas donde cada individuo pueda ejercer plenamente sus derechos, vivir sin violencia y participar activamente en la toma de decisiones sobre su territorio.
La organización canaliza su acción a través de múltiples programas sociales y ambientales. Entre sus pilares destacan la formación política de liderazgos femeninos, la construcción de cultura de paz, el acompañamiento psicosocial a víctimas de violencia, la defensa territorial y la generación de conocimientos para la incidencia política. “Nuestro trabajo parte del respeto profundo por la diversidad y la vida en todas sus formas. Queremos construir comunidades donde la justicia, la equidad y la memoria sean parte del cotidiano”, se afirma desde su sitio web oficial.
Territorio y comunidad: una lucha compartida
La red de aliados que ALDEA articula es extensa. Incluye pueblos y nacionalidades indígenas, colectivos sociales, gobiernos locales, universidades, ONGs y agencias de cooperación internacional. Uno de sus proyectos más representativos es FRONTEPAZ, que impulsa la participación de jóvenes y mujeres afrodescendientes e indígenas en Sucumbíos y Esmeraldas. La iniciativa fortalece 16 organizaciones femeninas y acompaña a más de 300 jóvenes en el tejido social de zonas históricamente golpeadas por la violencia y el abandono estatal.
Otro proyecto emblemático es el registro y mapeo de femicidios en Ecuador, herramienta que se ha convertido en un referente nacional para visibilizar la violencia de género y exigir respuestas concretas del Estado. Desde 2017, ALDEA lidera la Alianza para el Monitoreo y Mapeo de Femicidios en el país, con datos que evidencian cifras estremecedoras: al menos 274 feminicidios en 2024 y 82 hasta marzo de 2025.
A esta acción se suma la publicación del estudio “Esperando el verano”, elaborado junto a UNICEF, que revela los impactos devastadores del feminicidio en niños, niñas y adolescentes, hijos de las víctimas. El estudio propone, además, rutas de reparación integral desde una mirada intersectorial y con enfoque de derechos.
Cartografía, feminismo y sostenibilidad
ALDEA ha hecho de la cartografía social una de sus herramientas más potentes. Mapas sobre conflictos ambientales, territorios de pueblos en aislamiento voluntario y zonas afectadas por la violencia de género forman parte de su arsenal para incidir en políticas públicas y fortalecer procesos comunitarios.
Además, la fundación forma parte activa de redes internacionales como el Consorcio TICCA, centrado en el reconocimiento de los Territorios de Vida, y de la Red Latinoamericana contra la Violencia de Género, a través de la cual comparte datos georreferenciados y metodologías para el monitoreo de feminicidios en América Latina.
A la par, impulsa proyectos innovadores como Kara Solar, desarrollado junto a la Nacionalidad Achuar del Ecuador. Este consistió en la creación de un sistema de transporte comunitario que combina energía solar y conocimientos ancestrales para conectar comunidades amazónicas de manera sustentable.
Feminismo territorial: mujeres que sanan, lideran y transforman
El enfoque de género es transversal en la propuesta de ALDEA. Desde el proyecto Nos Crecieron Alas, que trabaja la autonomía económica y física de mujeres amazónicas víctimas de violencia, hasta iniciativas como Hilando Liderazgos con Mujeres Afroecuatorianas, la organización se compromete a empoderar a las mujeres desde sus propios territorios y culturas.
Educación, política y transformación
ALDEA no solo interviene en lo social y territorial. Su apuesta educativa incluye la formación en derechos colectivos, género e interculturalidad, así como el impulso de investigaciones que revelan las condiciones laborales de mujeres en la agroindustria bananera y florícola, o el impacto de megaproyectos extractivos sobre comunidades rurales.
A través de alianzas con instituciones como la Universidad Andina Simón Bolívar o la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE), promueve procesos investigativos y proyectos de vinculación comunitaria. Además, participa en espacios de diálogo político, como los Diálogos Cívicos, donde construyó junto a la ciudadanía propuestas que influyeron en los planes de gestión de autoridades locales.
Una invitación a sumarse
La fundación acepta donaciones tanto nacionales como internacionales, que permiten continuar sus acciones en el país. La invitación es clara: caminar junto a las comunidades, defender los derechos, cuidar los territorios y sembrar esperanza.