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La Fundación Probosque ha sido la responsable de custodiar uno de los últimos remanentes de bosque seco tropical de Guayaquil: el Bosque Protector Cerro BlancoCortesía.

Cerro Blanco: 36 años de conservación del bosque seco tropical en Guayaquil

La Fundación Probosque lleva más de 30 años protegiendo el Bosque Protector Cerro Blanco, un santuario de biodiversidad

Por más de 30 años, la Fundación Probosque ha sido la responsable de custodiar uno de los últimos remanentes de bosque seco tropical de Guayaquil: el Bosque Protector Cerro Blanco. Nacida en 1992 como una organización privada sin fines de lucro, su origen se remonta a 1989, cuando la entonces Cemento Nacional, hoy Holcim Ecuador, solicitó al Ministerio de Agricultura y Ganadería declarar como área protegida una extensa zona en Cerro Blanco. Así empezó una historia de conservación que hoy resguarda 6.078 hectáreas de biodiversidad, hábitat de especies emblemáticas como el jaguar y el guacamayo verde mayor

“El objetivo de la fundación es la preservación del Bosque Protector Cerro Blanco. Para lograrlo, impulsamos proyectos de conservación vinculados a tres grandes ejes: educación ambiental, empleo local y turismo sostenible”, explica Elcira Cedeño, directora de la Fundación Probosque. A través de estos programas, no solo se protege la riqueza natural de la zona, sino que se generan oportunidades de desarrollo para las comunidades aledañas, en particular a través del ecoturismo y la contratación de personal local como guardabosques, quienes tienen la misión diaria de custodiar los sectores más vulnerables del bosque

Guardabosques y aliados: el equipo que protege el bosque

Actualmente, alrededor de 21 colaboradores integran el equipo de la fundación, incluyendo a los guardabosques. Además, Probosque mantiene alianzas con instituciones educativas, empresas privadas y organismos internacionales, con quienes desarrollan investigaciones científicas en biodiversidad, programas de reforestación y proyectos forestales que apuntan a garantizar la sostenibilidad a largo plazo del ecosistema

El trabajo de educación ambiental es uno de los pilares del impacto social de Probosque. Decenas de instituciones educativas como la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, la Ecotec, la Universidad Politécnica Salesiana y la Escuela Superior Politécnica del Litorial,  participan regularmente en actividades organizadas en Cerro Blanco, como caminatas ecológicas, talleres experimentales en el vivero y mingas de limpieza. “Cada visita de la ciudadanía contribuye directamente a la preservación del bosque”, destaca Romina Escudero, coordinadora de Turismo de Cerro Blanco

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36 años de conservación activa en Guayaquil

Aunque su misión es permanente, la fundación también aprovecha fechas simbólicas para reforzar el mensaje de conservación. Así ocurrió recientemente, cuando, en el marco del Día Mundial del Ambiente y su aniversario número 36, organizaron una jornada de actividades ecológicas junto a voluntarios, estudiantes y vecinos de la Vía a la Costa, reiterando el compromiso de la comunidad con este espacio único de Guayaquil

Gracias a sus esfuerzos constantes, Probosque no solo ha logrado proteger un ecosistema amenazado, sino también posicionar al Bosque Cerro Blanco como un referente de conservación en la región. Las puertas de la reserva están abiertas al público de lunes a domingo, de 8:00 a 16:00, mediante reservación previa, ofreciendo senderismo, avistamiento de aves, picnics, bicirutas y actividades de ecoturismo que, además de brindar experiencias educativas, financian el cuidado continuo del bosque

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