Violencia

Luego de los acontecimientos trágicos ocurridos en el Ecuador las últimas semanas, caracterizados por la forma agresiva y cruel con la que se realizaron, y que han puesto en evidencia ante los ojos de los ecuatorianos el grado de violencia en nuestra sociedad, he escuchado con aliento las declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, un representante de la Iglesia que, a mi criterio, ha tenido la valentía de abandonar el discurso tradicional para centrarse en una realidad cada vez más lacerante en nuestro medio, como es la violencia de género y sus consecuencias.

La recomendación directa a sus fieles, que adquiere importancia al ser este un país mayoritariamente católico, hace un llamado a aquellas víctimas de violencia manifestando: “quiero repetirles a ellas mismas que no se engañen, que el femicidio no llega así de repente, que es un camino hecho paso tras paso. Por eso como Iglesia les digo: en el primer momento que reciben ese maltrato busquen la ayuda de la ley y boten al marido”. Debo destacar también el llamado que se hace a respetar el trato igualitario al afirmar, que cuando el varón maltrata y golpea a la mujer, no es capaz de amarla y respetarla en paridad y por lo tanto no es capaz de asumir la responsabilidad matrimonial.

La parte final de la intervención, en la que manifiesta que espera “que ningún sacerdote le diga a una mujer golpeada sufre, aguanta por tus hijos, no sufre no, que tus hijos te vean sonreír”. Qué importante mensaje, qué compromiso para los sacerdotes de parroquias que tienen el contacto en el día a día con esa mujer que a lo mejor enfrenta uno de los grandes problemas de la violencia, como es el silencio.

Ante esta escalada de odio y agresividad que estamos viviendo en el Ecuador, el Estado y la sociedad deben implementar los correctivos. El respeto al orden jurídico y social es necesario para recuperar la paz que estamos perdiendo. Estamos ante un camino del que solo juntos podemos retornar. Las acciones coordinadas entre la sociedad civil y el Estado son cada vez más urgentes.