
La tragica vida de Jeronimo Onofre
Cecilia Velasco publicó ‘El día de la gratitud’. La novela aborda las vidas de un docente y sus alumnos en un centro de rehabilitación.
El Buen Samaritano es un centro de rehabilitación y, de eso, no queda duda. Un ambiente duro, sin miramientos, donde funcionarios y docentes son, o indiferentes o le dejan claro a los jóvenes internos que están, efectivamente, presos.
Menos Jerónimo Onofre. A diferencia de sus colegas, a Jerónimo los chicos le importan. Le importa su bienestar, le importa que aprendan las matemáticas que con tanto empeño dicta. Hasta el Día de la Gratitud, el día que lo cambia todo.
La obra, titulada como aquel oscuro episodio que marca la historia, es el libro más reciente de la quiteña Cecilia Velasco, autora que con esta novela corta pasa de la literatura infantil a la de adultos, un salto que por años quiso dar.
“Siempre he escrito. Durante años quería jugar con la ironía, con un tema más complejo y así empezó esta obra. No tenía muy claro hacia dónde iba, no tenía un bosquejo, pero sí sabía que quería trabajar con la ironía, cuestionar el autoritarismo”, afirmó a EXPRESO.
Velasco se estrenó en la literatura con ‘Tony’, una obra infantil que obtuvo un triunfo internacional. Esta relación con niños y jóvenes es una que ha primado a lo largo de la vida, primero con sus propios hijos y luego durante sus cerca de veinte años como docente. Quizá por eso quiso ahondar en un tema tan cercano, como lo es la enseñanza, pero desde una perspectiva completamente adversa a su propia experiencia como profesora.
“Enseñar es un ejercicio apasionante y de mucho diálogo, pero es también un ejercicio que implica muchos desencuentros, entonces quería abordar eso. Me interesa también la gente joven porque se pueden construir personajes muy interesantes a partir de ellos y estas relaciones que desarrollan con los adultos”, comentó.
Uno de los principales aciertos de ‘El día de la gratitud’ es su construcción de tipo coral, pues a través de los jóvenes reclusos, de sus compañeros de trabajo y de los flashbacks de su propia vida, el lector va ahondando en quién es Jerónimo Onofre, los porqués tras su comportamiento, y la decisión que finalmente termina cambiando el curso de su vida.
Esa decisión que es una que incomoda, que violenta al lector, fue estructurada con delicadeza, con una elección de imágenes y detalles sencillos que a la vez golpean. “Quería construir a este hombre, que es a la vez un personaje trágico”, añadió la autora.
Pero Jerónimo no solo es trágico porque se doblega ante el sistema que antes criticaba, sino porque el miedo lo consume y es lo que lo lleva a ello, un aspecto que, indica Velasco, quería explorar a profundidad. “Siempre me ha inquietado la necesidad de la libertad de expresión que yo creo que es absolutamente esencial. Jerónimo cree eso, es un rebelde, hasta que tiene que renunciar y echarse para atrás. Se deja vencer, pide disculpas porque teme que no va a sobrevivir”, argumentó.
La novela se presentó en el Puerto Principal dentro del marco de la Feria Internacional del Libro de Guayaquil, pero este lanzamiento no es un fin para la autora, sino un ínterin, mientras continúa laborando en otros manuscritos pendientes.
“No era tan disciplinada para escribir, pero ahora me he propuesto trabajar y pulir otras historias que tenía pendientes, trabajar en ellas, corregirlas, editarlas. No quiero que vuelva a pasar tanto tiempo entre mis libros”, indicó.