Teresa es abuela a sus 55 años

Teresa Arboleda: “Mi hijo me dio un nieto que cuando se rie me ilumina el dia”

Juan Martín se llama su nieto

A la presentadora de noticias de Ecuavisa, la guayaquileña Teresa Arboleda, se le iluminan los ojos cuando habla de su nieto, Juan Martín Schotel Salgado, de cuatro meses. El niño (hijo de Juan Schotel y Carolina Salgado) la convirtió en abuela a los 55 años.

¿Cómo tomó la noticia cuando se la dieron? ¿Era algo planificado?

Todo se dio muy rápido. Al principio fue un shock porque no me lo esperaba. Consideraba que mi hijo de 24 años era muy joven, recién graduado de Ingeniería Comercial. Luego cuando nació el niño fue una alegría completa. No hay nada que se compare con él, ni las estrellas ni el sol. He cambiado hasta la forma de hablar para entenderme con mi nieto, hablo como chiquita (risas). Tengo hijos mellizos, Juan y Martín. Su tío Martín se considera el segundo papá. El bebé es muy parecido a los dos cuando eran pequeños.

¿Por qué ponerle los nombres del padre y el tío?

No tenemos mucha creatividad para los nombres (risas). Juan Martín se llama el abuelo paterno y el materno se llamaba Juan Salgado. El niño lleva los nombres de los abuelos, el papá y el tío. Ellos no tienen ningún problema en repetirlos.

Algunas abuelas dicen que se quiere más a los nietos que a los hijos.

La gente dice eso, pero creo que es una mala comprensión del amor. Soy de la idea de que el amor es solo uno. Lo que sucede es que hay distintas dimensiones y responsabilidades en los vínculos afectivos. Cuando nos convertimos en abuelas ya tenemos más edad, madurez y se ve todo de otra manera. No existe esa intensidad, premura, energía de la juventud. Los padres tienen toda la responsabilidad de los niños. Los mayores responsables de mi nieto son mi hijo y mi nuera. Eso lo tengo claro.

¿Cómo Juan Martín le cambió la vida?

Mi nieto es el centro de la familia, de sus abuelos, padres y tíos. Un niño demanda mucho trabajo. En este tiempo en que los progenitores tienen que trabajar, que hay tantos compromisos y actividades que cumplir y pendientes, se requiere apoyo y eso significa tiempo. Siempre pienso en esas abuelas de la migración que deben sacar adelante a sus nietos porque sus hijos se marcharon a otros países en busca de un mejor porvenir.

¿Entonces es de las abuelas que se quedan a cargo de los niños?

Todos los días voy a su casa, no tan temprano porque antes cumplo con otras actividades. Tengo horario, lo cuido desde las diez de la mañana hasta las dos de la tarde. Ahora soy niñera, ese es mi nuevo trabajo en las mañanas (risas). El niño está empezando a reconocer. A veces le prenden la televisión para que me vea.

(En este momento de la entrevista con EXPRESIONES, Teresa toma a su nieto en brazos y habla como si fuera él para decir: “No me importa que mi abuela sea famosa. Lo único que quiero es que sepa cambiarme el pañal, sacarme los gases, me dé de comer y me haga dormir cuando tenga sueño”).

¿Qué consejos le da a su hijo, ahora que es padre?

Siempre les doy consejos. Confieso que soy una mamá metida (risas). Estoy preocupada porque quiero que cuide su salud. Está en una etapa en la que tiene que producir mucho y con tanto trabajo y vitalidad se olvida de él. Su hijo lo necesita.

Los hijos crecen y se van. ¿Le preocupa que el nido se quede vacío?

No considero que se quede vacío porque mi hijo no se ha ido, aunque vive en su casa. Me dio un nieto maravilloso, que cuando se ríe me ilumina el día, y a su esposa que es una chica lindísima. Mi papá (César) me enseñó que la familia crece. Gracias a Dios estamos muy unidos.

¿Le gustaría que su primer nieto siga sus pasos en la comunicación?

Nunca se sabe. A ninguno de mis hijos les atrajo. Juan y Martín son ingenieros comerciales. El soltero está planificando hacer un posgrado en Boston, Estados Unidos. Teresa María es diseñadora industrial.

Se acostumbró al nuevo horario

Durante el reciente proceso electoral no se la vio en pantalla.

Estuve enferma, me dio salmonelosis. Casi hasta me desmayo, se me veía demacrada.

Usted ingresó a Ecuavisa cuando tenía 17 años. ¿Ha considerado que ya es hora de colgar los guantes?

Algún día llegará el momento. Tendré un montón de actividades que hacer. Practico ejercicio, soy muy religiosa, recién terminé mis estudios de Comunicación en la Casa Grande. Uno de mis sueños es aprender a tocar el violín. Aunque me demore lo que me resta de vida, quisiera aprender. Me encanta la música clásica. A veces tomo clases de baile, pero soy limitada en ese sentido (risas).

¿Ser presentadora de noticias de Televistazo estelar le restó vida social?

Me he dado cuenta de que nunca fui a una matiné con mis hijos porque a las cuatro de la tarde me dirigía al canal. Casi siempre organizan las fiestas infantiles entre semana. Cuando yo las organizaba las hacía los sábados.

¿Ya se acostumbró al nuevo horario (19:00)?

Aparentemente es permanente. Me va de maravillas, ahora salgo a las ocho y no a las nueve (risas).

El tiempo pasa. ¿Se imagina sin Alfonso Espinosa de los Monteros?

¡Nooo! Alfonso es una persona muy querida y es mi compañero de todas las noches. Son muchos años juntos. No sería lo mismo sin él. Sé que los ciclos se cumplen, pero ni siquiera me lo imagino. Quizá me vaya yo primero, nunca se sabe.

¿Le complica hablar de la edad?

Ya no. Después de los 50 todo cambió. Me di cuenta de que con el paso de los años se disfruta más de la vida, se le pone más intensidad. A los 40 estaba preocupada y quería quitarme la edad. Ahora no. Con los años he aprendido a reaccionar mejor y a sacar el lado bueno. Es algo que solo da la experiencia, aunque hay gente que no aprende nunca.