Temas de genero en ciudades arabes

Una de las prioridades de la Agenda de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible es hacer que las ciudades sean “inclusivas, seguras, sostenibles, y tengan capacidad de resiliencia”. Los líderes de las ciudades pueden dar un paso simple que ayudaría a alcanzar este objetivo: poner las necesidades de mujeres y niñas en el centro del proceso de planificación urbana. En 2030 la mayoría de la población mundial vivirá en zonas urbanas. Y aunque una mayor urbanización - y el acceso económico, la capacidad de desplazamiento y la mayor autonomía que la acompañan- generará nuevas oportunidades para las mujeres, también se hará más difícil garantizar el logro de la igualdad de género. Esta preocupación adquiere especial relevancia en el mundo árabe. En muchas de sus comunidades el espacio urbano es, de manera predeterminada, un espacio masculino. Los hombres actúan como si fueran “dueños” de la calle, lo que se refleja en cómo caminan y tratan a las mujeres en público. Lo irónico es que la “calle” árabe ha sido, desde hace mucho tiempo, uno de los escenarios donde se desarrolla el progreso feminista. Incluso antes de que las mujeres árabes hicieran escuchar sus voces durante la Primavera Árabe de 2011, los espacios urbanos fueron anfitriones de protestas feministas y sirvieron de barómetro político para el resto de la sociedad. Sin embargo, el feminismo urbano no es ampliamente estudiado por los urbanistas en el mundo árabe: muy rara vez se toma conciencia de la situación del espacio público con respecto al género, y se ha recopilado poca información sobre cómo las mujeres afectan o se ven afectadas por las decisiones de planificación. Si no se adquiere una comprensión más profunda de las necesidades socioespaciales de las mujeres árabes, las calles de la región seguirán siendo un territorio del dominio de los hombres. Si bien muchas mujeres en las ciudades árabes verdaderamente corren el riesgo de sufrir abuso verbal y físico cuando están en público, se debe tomar en cuenta que ellas también deben lidiar con otros problemas, como saneamiento deficiente, acceso limitado a inodoros y agua limpia y poca privacidad. Los grupos marginados -migrantes, minorías étnicas y religiosas, mujeres jóvenes y ancianas y personas discapacitadas -son particularmente vulnerables a sufrir discriminación. Las soluciones deben considerar toda la gama de desafíos sociales y culturales que impiden que las mujeres y las niñas se desplacen libremente en entornos urbanos. Para una mayor inclusión, los gobiernos deben centrarse en cuatro reformas clave: los planificadores de las ciudades deberían cooperar con grupos de mujeres para realizar auditorías de seguridad y mapear las zonas de alto riesgo; reconfigurar los sistemas educativos con el propósito de alentar a más mujeres y niñas a seguir carreras en arquitectura, planificación y diseño urbano; establecer sistemas de puntuación creados por y para mujeres que logren métodos estandarizados de medida de los derechos de las mujeres en entornos urbanos; y repensar cómo los planificadores urbanos llenan los espacios públicos. Los líderes en las ciudades árabes deben trabajar arduamente para tener en cuenta los puntos de vista y deseos de todos los residentes. En el caso de mujeres y niñas, las necesidades incluyen calles seguras, instalaciones públicas bien mantenidas y comodidades específicas para cada género (como salas de lactancia). Si los planificadores aplicaran sistemáticamente tales principios a su trabajo, la ciudad árabe se convertiría, de manera natural, en un catalizador para el empoderamiento femenino, con lo cual todos se benefician.