Premium

DANIEL NOBOA
Críticas. Las referencias del presidente Daniel Noboa a la exministra María Paula Romo generaron debate.CORTESÍA

El teletubbie que salió a cazar pokemones

ANÁLISIS. Daniel Noboa va tras la reelección y da la espalda al legado de Clemente Yerovi que se había propuesto emular

No será Daniel Noboa, ni de lejos, el Clemente Yerovi del siglo XXI que alguna vez quiso ser (o eso dijo, pero quién sabe en qué estaba pensando). Yerovi: el ciudadano desinteresado y honesto que asume una gran responsabilidad no buscada, el gobernante de transición que sabe exactamente lo que debe hacer y, una vez hecho, se retira, con el aprecio de todos, a seguir con su vida. Menos de ocho meses (del 29 de marzo al 16 de noviembre de 1966) le bastaron para sanear la economía (reducir el déficit, elevar la reserva monetaria), restituir las libertades civiles luego de tres años de dictadura militar y dejar instalada una asamblea constituyente para encaminar al país en la senda democrática. Mucho se habló de él tras la muerte cruzada, cuando la perspectiva de elegir un presidente para apenas año y medio volvía más deseable que nunca esa figura de la persona recta y firme para capitanear una transición con ideas claras y sin agendas ocultas. Guillermo Lasso puso su retrato en el salón de Carondelet donde se reunió con Noboa para coordinar el traspaso de poder. Y Noboa mismo lo invocó cuando la revista Vistazo le preguntó por un presidente al que admirara: “En un año hizo la reforma agraria -dijo completamente confundido de personaje, pues ese no fue Yerovi-, creo que en un año y medio podemos hacer grandes cambios”. Parece difícil: la prioridad máxima de Daniel Noboa, por lo que se ve, es reelegirse. Y no pondrá en riesgo ese objetivo adoptando medidas impopulares, por necesarias que sean. No: ni esto es una transición ni Noboa es Yerovi. Le faltan el desprendimiento y la grandeza.

Es hora de hablar del presidente: se le acabó el tiempo de gracia. Cien días es el plazo razonable que se suele conceder a los mandatarios recién posesionados para que demuestren quiénes son y qué se puede esperar de ellos, de qué madera están hechos y hacia dónde apuntan. En su caso, con apenas 18 meses de gobierno por delante, ese plazo es excesivo. 38 días son su equivalente y él lleva ya 45. El desconocido que ganó la presidencia por un azar que ningún analista ha conseguido explicar de manera satisfactoria, se ha mostrado ya lo suficiente: sus estrategias políticas, sus primeros proyectos de leyes económicas urgentes y su propuesta de consulta popular, tarea que emprende como si fuera obligatorio convocar una por inocua que sea, lo pintan de cuerpo entero. El misterio Noboa ha terminado, ya lo conocemos. Lea también: "Roberto Aguilar: El precandidato consulta..."

Mónica Palencia

El gobierno de las indefiniciones

Leer más

Sabemos, por ejemplo, de sus conflictos de intereses, que son los de sus proyectos de legislación y su propuesta de consulta: el recorte del IVA a los constructores, que beneficia a su tía; la remisión de intereses y recargos a los mayores deudores del Servicio de Rentas Internas, que beneficia a… ¡Bananera Noboa! Y, por último, infiltrada en la consulta, una pregunta para legalizar los juegos de azar, las apuestas, los casinos, un buen negocio para alguien que el presidente trata de vendernos como un puntal de su política de empleo.

Nos vamos acostumbrando a algunos de los rasgos inquietantes de su personalidad: la inmadurez con la que gestiona sus emociones; la gratuidad con la que se fabrica enemigos; el desatino de las batallas que elige librar… Como romper con la vicepresidenta, por ejemplo, y conducirla a una situación insostenible. O apuntar, de buenas a primeras, toda su artillería contra María Paula Romo y su partido. Y, sin mediar provocación alguna, recurrir a las armas del ridículo y el agravio, de las que no hay retorno y para las cuales no está dotado en absoluto, porque el ridículo y el agravio requieren, sobre todo en los hombres de Estado, de una cierta destreza verbal y expresiva de las que carece en absoluto. Patéticas las imágenes de aquella entrevista en radio Sucre, en la que despachó confusa e inmotivadamente su ojeriza: un lenguaje corporal que expresa apocamiento, timidez, introversión, misantropía… Todo lo contrario al liderazgo, la determinación y la firmeza. Con los hombros retraídos, la cabeza hundida, la mirada baja o errátil, el presidente balbucea el puñado de simplezas que caben en su vocabulario de no más de 80 o 100 palabras, tan rico como el de un mal reguetonero. No, Noboa no es Yerovi. Le falta la consistencia: política, intelectual, de carácter.

Así de inconsistente es el rumbo que está tomando su gobierno. Esclavo de su propio proyecto de reelección, al que parece subordinar hasta la consulta popular con la que podría marcar una diferencia, el presidente se mueve dentro de los estrechos márgenes que le permiten sus compromisos políticos. No controla él la mecánica de este extraño pacto de gobernabilidad cuyos fundamentos, si bien evidentes, insisten las partes en mantener secretos, por inconfesables, y en el que los correístas, con medio centenar de escaños en la Asamblea, marcan los límites de lo realizable. Así en las leyes urgentes como en lo demás.

Leandro Norero y Rafael Correa

Todo empezó con un pacto entre pandillas

Leer más

Al panorama apocalíptico que pintaron en cadena nacional el presidente y su ministro de Economía a la semana de asumir sus funciones, como quienes se acababan de enterar de la gravedad del asunto, siguió una ley de eficiencia económica y generación de empleo más bien tibia, insuficiente para la magnitud del problema que pretendía solucionar y que no incluía reformas (al Código del Trabajo, por ejemplo, para dictar nuevas reglas para la contratación por horas) que no hubieran pasado el filtro ideológico de Bélgica. Dos jornadas legislativas enteras se pasaron los correístas, con la pauta marcada por el presidente prófugo en el Twitter, hablando pestes de esa ley, por insustancial y anodina, para terminar votando a favor de su aprobación a cambio un arreglo para reconstruir la inmunidad de Jorge Glas que se puso en evidencia esa misma semana. Tan insustancial y anodina era la ley que hasta se podía votar por ella.

Bastante parecido parece ser el derrotero trazado para la consulta popular. Ya empezaron los correístas a menospreciarla. Extrañamente revestido de una sensatez que lo vuelve irreconocible, Rafael Correa la critica por su falta de profundidad, por consultar temas que ya constan en la ley, por plantear reformas que podrían tramitarse con más agilidad en la Asamblea… En suma: por insustancial y anodina. Sin embargo, mientras la consulta no aborde temas espinosos, mientras no platee las preguntas que hieren al correísmo, como la relativa a la extradición de narcotraficantes, nada impedirá que la apoyen, precisamente (otra vez) por insustancial y anodina. Insustancial y anodino debe mantenerse el gobierno de Daniel Noboa para recibir el apoyo correísta. Y en eso está empleado a fondo.

caricatura NOBOA
Daniel Noboa va tras la reelección.EXPRESO

Ahora, cinco nuevas preguntas se anuncian luego de la pifia general de las originales. “Preguntas fundamentales”, especificó la ministra de Gobierno, Mónica Palencia. Cabe preguntarse: si son fundamentales, ¿por qué no las plantearon desde el principio en lugar de las primeras once, que no lo son en absoluto? Más bien parece que no tienen claro, nunca lo tuvieron, qué cosa quieren preguntar. Solo saben que quieren convocar una consulta. Y ganarla. ¿Tendrá Daniel Noboa el coraje de indisponer a sus aliados correístas sometiendo a consulta, por ejemplo, el futuro del Consejo de Participación Ciudadana? ¿Es mucho pedir que un presidente que se anunció a sí mismo como “de transición”, bajo el ejemplo de Clemente Yerovi, se atreva a dar los primeros pasos hacia las indispensables reformas políticas y judiciales que permitan al país recomponer su sistema de partidos, solucionar sus aberraciones electorales, sanear su aparato de justicia…? Si después del terremoto que ocasionaron las revelaciones del caso Metástasis, al gobierno de Daniel Noboa no se le ocurre otra manera de abordar el tema de la seguridad que desde una perspectiva policial y militar, no parece haber razones para abrigar esperanzas. 

Preguntas

Habrá cinco preguntas más en la consulta. “Fundamentales”, dice la ministra de Gobierno. ¿Por qué no las plantearon antes en lugar de las once primeras, que no lo son?

Intereses

El recorte del IVA para los constructores, que favorece a su tía; la remisión de intereses a los deudores del SRI, que benefician a su empresa. Hay un conflicto de interés tras otro. 

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡Suscríbete aquí!