
Los sonidos no armonicos erizan los vellos
Un estudio publicado en Journal of Neuroscience ha enlistado los sonidos que odiamos. Los primeros puestos los ocupan: un cuchillo rozando una botella, un tenedor arañando un cristal, la tiza en la pizarra, las uñas de las manos sobre una pizarra, el grito de una mujer y el sonido de una radial cortando una baldosa.
Todos estos sonidos tienen algo en común: no son sonidos armónicos y pueden llegar a erizar el vello de nuestro cuerpo. Naturalmente el cerebro prefiere la armonía.