
El Sindrome del impostor: cuando la inseguridad opaca los logros
Sentirse poco calificado para un empleo. Creer que los esfuerzos que se realizan no son suficientes para cumplir con los objetivos de la empresa. Experimentar culpa y creerse un fraude, son sensaciones que tienen un nombre: el síndrome del impostor, se
Un estudio de la Universidad de Salzburgo (Austria) descubrió que la mayoría de los empleados tiene una pésima consideración personal de sí mismos, en algún momento de sus carreras.
De 238 profesionales con formación universitaria, el 70 % en algún instante se consideró como un fraude en el ámbito laboral.
Lo mismo ocurre en la escuela, el colegio y la universidad, cuando el mejor alumno de la clase no cree que merezca las mejores notas.
Sentirse poco calificado para un empleo. Creer que los esfuerzos que se realizan no son suficientes para cumplir con los objetivos de la empresa. Experimentar culpa y creerse un fraude, son sensaciones que tienen un nombre: el síndrome del impostor, señala Infobae.
La BBC cita que 7 de cada 10 personas lo han sufrido alguna vez.
La ingeniera en Marketing, coach ontológico corporativo y especialista en Recursos Humanos, Jessica Hidalgo, señala a EXPRESO que según las estadísticas de 5 personas, 2 padecen este síndrome a nivel mundial.
El estudio de la Universidad de Salzburgo reveló que la dificultad por reconocer logros personales es un mal muy extendido que daña severamente la autoestima del trabajador.
Este Diario acudió a la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Guayaquil para analizar el tema con dos de sus catedráticos.
La falta de autoestima es uno de los factores que generan el síndrome o fenómeno del impostor, indica a EXPRESO Eduardo Villacís Alarcón, psicólogo educativo y orientador vocacional. Enseña Psicología del Desarrollo y de la Personalidad y Desarrollo Humano en esa unidad académica.
“Esto ocurre cuando las personas no logran hacer una introspección de sí mismas y reconocer sus capacidades. Entonces no le dan lo que merecen a sus competencias. Si tienen éxito ellos creen que es mera coincidencia o simple suerte. No se valoran a sí mismos, ese es el problema”, explica Villacís.
Agrega que así como puede tratarse de un problema de autoestima, también tiene mucho que ver con el ambiente donde se desarrolla quien se cree un impostor.
Este fenómeno puede convertirse en una de las causas de la deserción estudiantil y la decisión de no ejercer la profesión por temor a fracasar, de acuerdo con estudios hechos en universidades españolas, añade Villacís.
Manuel Viteri García es psicólogo clínico y profesor de Psicología, Arte y Deporte (psicoterapia a través de estas disciplinas). Explica que el síndrome del impostor implica un problema de autoestima que nace en el hogar.
“Tiene dos causas: una ambiental y otra cognitiva. En lo ambiental juegan un rol predominante los padres, hermanos y el resto de familiares. Padres que a sus hijos desde la infancia los presionan, les exigen tener notas excelentes y un cuarto impecable. Un claro ejemplo es cuando les dicen ‘¡tú no sirves para nada!’ o ‘¡tú no eres bueno para nada!’. Los niños lo van interiorizando, queda esa información grabada en su inconsciente”, dice Viteri.
Hidalgo añade que estas frases originan las creencias limitantes que nos hacen desconfiar de nuestras capacidades. Son estos juicios de valor, generados por nosotros mismos y por la influencia de nuestra familia, los que nos llevan a este estado emocional. La solución: transformarlos en pensamientos positivos, señala Hidalgo. El coaching y la psicoterapia son dos opciones.