
Salsas y aderezos, la apuesta de la industria alimenticia
En los últimos cinco años, más de una veintena de marcas pelean un espacio en los supermercados del país. Todas son nacionales y buscan destacar en un nicho en el que antes solo prevalecía el producto importado.
El mercado de salsas y aderezos se presenta como una de las últimas apuestas de las empresas que nacen en el sector de alimentos, que al año en el país está moviendo unos
$ 5.000 millones.
La diversificación de la oferta de esta industria, explica Christian Whali, presidente de la Asociación de Alimentos y Bebidas, está dada no solo por la nueva demanda del consumidor, que motiva a las empresas a ampliar su abanico de productos y ventas, sino por una necesidad de innovar para sostenerse en tiempos difíciles. “En una situación así las empresas no tienen otra salida que innovar para reanimar un mercado contraído”, dice Whali.
Marcas tradicionales como McCormick, Los Andes, Olé o Terrafertil marcan tendencia con nuevos tipos de salsa en sus perchas, pero en ese nicho surge también la apuesta de nuevas firmas como Don Joaquín, Friveco, La Cordobesa, Chef Daniel y Alessandro.
Su aparición es relativamente nueva y también está motivada por el mayor acceso que tienen los emprendedores para entrar a las principales tiendas. “Esto inició cuando la Superintendencia de Control de Mercado obligó a estos negocios a reservar parte de las perchas para firmas nacionales. Por eso se observan estas nuevas marcas y propuestas que apuntan sobre todo al consumo gourmet”.
Entre estas nuevas alternativas aparece Friveco, una firma local que en el 2011 empezó vendiendo de forma informal sus salsas (de maracuyá con picante, berenjenas al ajo o pimentones rojos) en ferias y mercaditos y que desde el año pasado está presente en los principales supermercados. Diana Lange, gerenta de la firma, habla de la buena recepción que ha tenido este tipo de productos. Primero, explica, por la curiosidad del consumidor local por experimentar nuevos sabores y por su necesidad de simplificar sus tareas. “Hoy en día, la gente busca preparar alimentos de la forma más rápida, sobre todo los jóvenes que no son tan diestros en la cocina. Si con una salsa de estas puedo mejorar mi plato y puedo hacerlo más fácil, entonces es una buena opción”.
No obstante, Lange sostiene que no ha sido fácil competir en un mercado pequeño como el ecuatoriano, donde cada vez hay un mayor número de participantes. Por eso, ella ya empieza a visualizar a su empresa en el mercado internacional.
Víctor Jurado, director del Instituto de Promoción de Exportaciones, Proecuador, sostiene que el país en el 2015 exportó cerca de $ 400 millones en alimentos procesados, de eso al menos $ 5 millones correspondieron a pastas y salsas. Se trata de un volumen que aún es muy pequeño, pero que año a año tiende a crecer. “Desde el 2009 se arrancaron con los primeros experimentos, pero poco a poco se ha ido trabajando en mejoras de empaques, presentaciones y sabores”. Siempre, dice, tomando en cuenta la tendencia del consumo gourmet que hay afuera.
El potencial crecimiento de este mercado, sostiene, dependerá de la capacidad del país de industrializar su oferta agrícola y de la estrategia de comercialización que se emplee para competir con grandes firmas. Actualmente, el 37 % de alimentos, como las salsas, se va a la Unión Europea.