3. Tradición.

En Riobamba es donde mas Pases del Nino se realizan

Riobamba es la ciudad con más de 1.200 Pases de Niño, manifestación cultural que encierra una mezcla de fe católica y cosmovisión andina, por todos los actores que intervienen en esta fiesta. El pase es parte de las actividades que los fieles riobambeños desarrollan en época navideña y con la cual se rinde tributo por los favores recibidos.

La fiesta, en sí, para la cual se eligen priostes, lleva un año de preparación y culmina con los pases que se dan entre el 10 de diciembre y la fiesta de la Epifanía el 6 de enero, cuando la Iglesia recuerda la visita de los Reyes Magos a Jesús.

Con miras a buscar la declaración de patrimonio intangible, el Municipio de Riobamba ha realizado una investigación durante dos años mediante convenios con universidades y a través de las direcciones de Turismo y Patrimonio. “Estamos levantando todas las variables que hay detrás de esta fiesta; hay un proceso que estamos cumpliendo y esperamos que para el próximo año se cumpla con esta aspiración; es un potencial gigante y debe estar ordenado, por eso lo indispensable de registrarlo”, indicó Balvanera Cruz, directora de Turismo del GAD de Riobamba. Mediante este registro se lleva la contabilización del tiempo de duración, del factor económico invertido y los momentos específicos de las fiestas, entre otros datos que aportan al estudio.

Dentro de esta indagación se ha podido establecer información patrimonial e histórica en cada etapa de esta celebración que inicia con la Fiesta de la Candelaria, en la cual se oficializa la entrega del niño a los nuevos priostes y se establece una lista de posibles jochantes y guashayos (donantes) a los que se les regala canastos con pequeños panes en forma del bien que aspiran como contribución; es decir, comparsas, castillos, carros alegóricos alusivos a la fiesta o comida. Todo se ofrece en honor al niño Jesús y es la forma de ayudar con la consecución de la fiesta.

Luego vienen las novenas. Durante el rezo, cada día se hacen representaciones de los pasajes bíblicos y el último día se celebran las vísperas, en las cuales las oraciones culminan con castillos de luces y la presentación de artistas.

Al día siguiente, desde la sede de la novena, sale el pase, conformado por decenas de comparsas con coloridos trajes y los infaltables personajes ancestrales como payasos, perros, sacha runas, curiquingues, danzantes y diablos sonajeros o de lata. Cada uno cumple un papel importante y, simbólicamente, tiene una razón y un sentido específico. Como cierre del pase está la imagen del Niño cargado por el prioste principal y los otros llevan velas gigantes con forma de flores. Luego de la misa, el pase va de retorno y se nombran los nuevos priostes para finalmente brindar una comida comunal.

Para María Alicia Noboa, técnica a cargo, todo esto es lo que realmente hace que un pase de Niño se catalogue como tal.

En un Pase del Niño intervienen alrededor de 100 personas, pero hay otros, más de índole familiar, en el cual actúan entre 20 y 30. No obstante, los emblemáticos, denominados así por presentar la mayor aglutinación de fieles, sobrepasan los 500 actores. Estos son las representaciones conocidas como “Niño Cubanito”, San Vicente Ferrer de Yaruquíes, el niño de Licán, el Niño Chimborazo de la Curia y el Rey de Reyes de la familia Mendoza. Esta figura fue rescatada del terremoto en la antigua ciudad de Riobamba y se lo venera desde esa fecha.

Instituciones públicas, privadas, colegios y familias realizan los pases de niño. Rosa Pozo fue este año prioste junto a la sección de comidas del “Niño Manuelito” del mercado Simón Bolívar (San Alfonso). Ella manifiesta que lo hacen por fe. “Como católicos agradecemos al Niño que vino para salvarnos y le pedimos por nuestra salud; Él nos recompensa y ayuda el siguiente año”, dice la mujer, seguidora de la arraigada creencia que todo lo que se invierta en la fiesta será devuelto en el doble. El mito también afirma que si alguien se negara a ser prioste tendrá pérdidas durante todo el año.

Otro pase que se realiza con bastante formalidad es el de la Policía Nacional. “Tenemos también nuestro niñito y le pedimos para que nos proteja en nuestra labor ardua y sacrificada”, indica el coronel Luis Moreno, jefe de la Subzona Chimborazo, quien además ratificó lo dicho por el Municipio. “Esto es una tradición muy grande, principalmente en Riobamba y Chimborazo; he estado en otras ciudades y no hay tanto festejo; la ciudad tiene esa característica para demostrar su fe”, resaltó.

Para Noboa (técnica municipal) esta fiesta tiene una importancia muy simbólica. “Es una representación cultural en la cual se revalorizan tradiciones y no debemos dejar que se pierdan”, añade.

Cada año es más común ver manifestaciones culturales como La Mama Negra o los Danzantes de Pujilí, que llegan con su delegación para ser partícipes de esta festividad, en la que predomina la alegría de los participantes y de la ciudadanía que se vuelca a las calles para verlos pasar. (F)