La solemnidad del Informe a la Nación que dará este martes 24 de mayo a media mañana el presidente Guillermo Lasso está cargada con una atmósfera de examen al primer año de Gobierno. La crispación entre actores políticos y la preocupación generalizada de la población por problemas que atenazan la tranquilidad del día a día del ecuatoriano acompañan a las formalidades del evento.

El reguero en la llegada de asambleístas, como Fernando Villavicencio o Esteban Torres, así como de autoridades locales, provinciales e invitados antecede a los dos momentos claves del día.

El primero es la intervención de Guadalupe Llori, interpelada durante semanas y aferrada a su posición de presidenta de la Asamblea, introducirá al discurso presidencial. La expectativa sobrevuela en torno a si este será unos de sus últimos actos oficiales en el cargo y en torno al tono de sus palabras, tras la arremetida de sus opositores.

El revuelo político interno no difumina la incertidumbre sobre los anuncios o el tono en el que hablará el presidente Lasso. Al cumplirse un año de Gobierno, las críticas han arreciado por una convivencia social asfixiada por la irrefrenable inseguridad, tanto de la delincuencia común como de los asesinatos y la crisis carcelaria. También por la lentitud en que aterriza a la economía real la reactivación y la mejor de las cifras macroeconómicas.

Es la oportunidad de Lasso dirigirse a la ciudadanía a explicar, sin distractores ni juegos de efecto, los planes del Gobierno tras un primer año de gestión cargado de sinsabores. No sorprendería que el discurso presidencial, que se extenderá por unas dos horas, tenga menciones a quienes Lasso ha identificado como los opositores que arremeten para desestabilizar su administración: el exalcalde Jaime Nebot y el expresidente Rafael Correa.

Al ritmo en que llegaban las autoridades, también se acercaron a los alrededores del edificio del Legislativo un grupo de ciudadanos con arengas y banderas de Ecuador.