Renacen los forajidos
Los “forajidos” (nombre del espontáneo accionar ciudadano de Quito del 2005) es un importante proceso de ascenso, posicionamiento y protagonismo ciudadano en la política y por la democracia. Dice que la sociedad civil es reactiva, se organiza, moviliza voluntariamente, lucha y rechaza regímenes antidemocráticos. Lo hace en defensa de sus derechos. Evidencia que el atropello y violación de estos por el Estado, el gobierno y accionar ilegítimo, represivo y autoritario es enfrentado con activismo cívico.
Por eso es un proceso y producto. Es historia de las masas enfurecidas. Es un accionar decidido, firme y de maduración cívica que desborda partidos, ideólogos y caudillos. Enfrenta sin temor y con firmeza las políticas y acciones gubernamentales. Debe ser valorado como un momento de politización espontánea de la sociedad civil contra gobiernos y políticos que no representan sus intereses ni demandas.
Está en las protestas y acciones constantes de Quito que se reprisa en Guayaquil, Cuenca, Loja, etc. Tiene un alto renacer de civismo y politización espontánea.
Sus reacciones y acciones cívicas los ha hecho activos contra medidas y políticas de la RC, su régimen despótico y autoritario y su líder. Hoy rechaza y repudia el correato.
Expresa que la sociedad civil se cansó de ofensas, confrontaciones, insultos y actos de corrupción. Por eso rechaza las maniobras electorales de querer imponer al Ecuador la continuidad de la RC y seguir gobernando con el dogma del socialismo del buen vivir que garantiza beneficios e impunidad a los corruptos.
Los neoforajidos del país señalan que la política es la esencia y el soporte de la libertad ciudadana. Además, que solo desde la sociedad se puede afirmar su presencia, persistencia y trascendencia. Pues únicamente los ciudadanos la pueden hacer y deshacer. No es propiedad de políticos, partidos y caudillos.
Es una acción cívica ciudadana y esto no le quita el de ser también una reacción y activismo callejero. Especialmente cuando el autoritarismo se hace poder y cuando el poder amenaza la democracia, la sociedad, la libertad y por lo tanto la vida ciudadana.