Lamento. Robert Lewandowski se tapa la cara luego de la eliminación.

Portugal, perfecto en los penales

Ronaldo tenía un duelo aparte con Robert Lewandowski. Dos de los mejores delanteros del mundo fueron los líderes de sus respectivas selecciones.

Mito terminado: Cristiano Ronaldo sí puede confiar en su equipo. El delantero tuvo ayer una jornada tibia en los cuartos de final de la Eurocopa ante Polonia. Pero sus compañeros estuvieron a la altura y Portugal se metió entre los cuatro mejores del torneo continental.

Ronaldo tenía un duelo aparte con Robert Lewandowski. Dos de los mejores delanteros del mundo fueron los líderes de sus respectivas selecciones. El polaco ganó ese enfrentamiento porque anotó un gol en la primera jugada del partido y puso a ganar a su selección. Además, participó más en la generación de ataque.

En su contra, Ronaldo estuvo errático. Se dedicó más a pedir faltas a los árbitros que a pelear por la pelota. Cayó dos veces dentro del área. En la primera sí hubo una carga, pero en la segunda exageró la caída.

Aunque su presencia fue clave. Él arrastró la marca para que Renato Sanches, el más acertado de Portugal, anote el empate a los 33 minutos.

Ronaldo tampoco estuvo fino frente al arco. A cinco minutos de terminar el tiempo reglamentario desperdició una clara oportunidad. Estaba solo contra el arquero, pero se apresuró en finalizar. No pudo golpear al balón de lleno y solo le quedó, como en ocasiones anteriores, tomarse el rostro en señal de lamento.

Ronaldo, a diferencia de Lewandowski, ocupó más zonas del ataque. El portugués arrancó por izquierda y terminó como delantero centro. El polaco se movió siempre por el callejón central. Ambos fueron solidarios para retroceder hasta su cancha para cerrar espacios.

En los penales los dos tomaron la responsabilidad de ejecutar primero. Anotaron. La diferencia estuvo después, en los gestos de apoyo al resto. Mientras el polaco se limitó a mirar, abrazado a uno de sus compañeros, Cristiano Ronaldo gesticuló mucho, celebró cada gol como si fuera suyo y se lamentó cada vez que el rival marcó.

Ese sufrimiento de Ronaldo terminó con el gol de Quaresma, que determinó al ganador por 5-3. El atacante del Real Madrid corrió a celebrar con el resto. Si bien no tuvo una noche brillante, con goles o lujos, le quedó la satisfacción de que sus compañeros también pueden responder cuando él no aparece.