Piedra de Sisifo

Dicen que fue Sísifo quien fundó la ciudad de Corinto, de la que fue rey y en la que destacó por su astucia. Por ejemplo, la rodeó toda con murallas para que los visitantes paguen peaje por llegar a Corinto. También cuentan que tenía un gran rebaño del cual su vecino, Autólico, le robaba las vacas. Pero llegó un día en el que Sísifo se dio cuenta de que su rebaño era cada vez más pequeño y el de su vecino cada vez más grande, y grabó en las pezuñas de sus vacas la frase «me ha robado Autólico»; así demostró el robo. Como la astucia a veces paga, al traicionar a Zeus este lo condenó a muerte, obvio que consiguió escaparse en varias ocasiones. Cansados los dioses, lo condenaron a subir una enorme roca a lo alto de una colina, pero cuando llegaba a la cima, esta rodaba loma abajo y tenía que volver a subirla; así durante toda la eternidad.

Creo que los ecuatorianos tenemos un similar castigo. Luego de creer que habíamos llegado a la cima y haber rodado por diez años la pesada piedra de la revolución ciudadana, algunos estaban embelesados con el nuevo estilo, la apertura al diálogo, las mesas de acuerdos, la filosofía cuántica. Entonces, pum, llegan de la mano la proforma presupuestaria 2018 y la reforma tributaria, y la piedra rodó loma abajo, enfrentándonos a un muy claro “ubícate”. Ahora tenemos que volver a ponernos la piedra sobre el lomo y subir nuevamente la loma.

Hay muchos que solo ven en binario: blanco o negro, bueno o malo, Rafael o Lenín, y por comodidad se ubican en una de las dos parcialidades. Lamentablemente es un gran error. Debemos salir del cuadrilátero de ese par de boxeadores y construir una tercera vía que no sea más medicina de lo mismo. Hay otra forma de hacer país, un país inclusivo, honesto, solidario, emprendedor, federal, bicameral, abierto a todos los bloques comerciales, innovador, sin lugar a revanchismos, entre miles de propuestas más que se pueden construir.

Solo que no se construirá si no arrimamos el hombro los que no estamos dispuestos a terminar nuestra vida con el permanente peso de esa piedra.