Reacción. Guillermo Cedeño contó la desesperación que vivió ayer.

En Pedernales se revivio el panico y la desesperanza de hace un mes

La confianza, que tardó casi un mes en reconstruirse, se desmoronó en apenas ocho horas. Así resumen los pobladores la situación de Pedernales tras las dos fuertes réplicas del terremoto del 16 de abril, que se sintieron ayer.

Guillermo Cedeño y su familia amanecieron el miércoles en la calle, luego del sismo que se registró a las 02:57 y que tuvo una magnitud de 6,8 grados.

Él había empezado a reconstruir las paredes de su vivienda. Ayer se vinieron abajo, nuevamente, junto con los ladrillos que había comprado para terminar la obra.

“Estamos enfermos psicológicamente. Aquí estamos desorientados y no sabemos para dónde dirigirnos”, dijo a EXPRESO.

Del Guillermo que después del terremoto arengaba con un megáfono, en su motocicleta, para que la gente se levante y no se vaya del poblado manabita, ayer quedaba poco.

En las calles, contó, hubo llanto, rezos y súplicas para que la tierra deje de temblar. Algunos corrieron a la playa y otros a las montañas.

Cuando se intentaba retomar la tranquilidad vino la segunda réplica, a las 11:46, con la misma intensidad. A esa hora, Yandre Arteaga recorría Pedernales con voluntarios que buscaban un sitio para instalar un albergue y entregar ayuda.

“De pronto mi carro se elevó unos 30 centímetros, pensé que me chocaron. Pero no, era la onda que me levantó. Los trabajadores que reparaban el tendido eléctrico quedaron colgados de los postes, la gente volvió a sufrir como la primera vez”, contó a este Diario. CRR