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La última consulta popular fue en febrero de 2018 cuyo promotor principal fue el presidente Lenín Moreno.ARCHIVO / EXPRESO

Once preguntas que calientan la sábana de un Ecuador enfermo

Los temas propuestos por Nebot y otros no solucionan los problemas urgentes del país, coinciden expertos. Llama la atención que no aborde la lucha contra la corrupción

Se la vendió como la píldora para “solucionar los problemas económicos y sociales heredados y actuales” del país. También como la inyección para “desbaratar la estructura económica jurídica y administrativa perversa que mantiene secuestrada la prosperidad colectiva”.

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Once preguntas de un proyecto de consulta popular que, a criterio del exalcalde de Guayaquil y uno de sus promotores, Jaime Nebot, llevarán al país por ese rumbo descrito con sus palabras. Una postura que no es compartida por algunas voces que consideran que los temas, si bien son relevantes, solo calientan la sábana y no combaten la fiebre de un enfermo llamado Ecuador.

El analista político y catedrático universitario, Santiago Basabe, considera que las 11 preguntas, en el caso de darse la consulta y que gane el sí, provocarán un impacto, pero no uno radical en el país. “El Seguro Social necesita una reestructuración profunda que va mucho más allá de la consulta popular. El tema de los delitos contra menores, la mejor forma de atacarlos es la prevención más que la sanción. Si tienes un sistema judicial que no funciona bien, puedes poner las penas que quieras”.

Uno de los problemas claves es la corrupción. Asumo que no se lo incluyó por una cuestión estratégica de posicionar un tema que quizá ahora en medio de tanto escándalo puede resultar trivial. No es una de las prioridades de la gente resolverlo.

Santiago Basabe, analista político y catedrático universitario.

El constitucionalista Gabriel Hidalgo coincide con que la consulta no ataca el problema de fondo del país. A su criterio, hay dos preguntas o temas importantes de las 11 y las restantes son “preguntas demagógicas”. “Obvio que queremos que los agresores de los más vulnerables de la sociedad tengan penas ejemplares, pero eso no soluciona el problema de fondo... Lo único que tratan es conectar con las demandas más sensibles, pero eso no resuelve los problemas más urgentes”.

No solo llama la atención que ninguna pregunta aborde la lucha contra la corrupción, sino que ninguna aborde la institucionalidad que la posibilita. Una de las preguntas debió abonar lo que está haciendo la sociedad civil por desarmar el Consejo de Participación Ciudadana.

Gabriel Hidalgo, constitucionalista.

Uno de esos temas urgentes, a decir del también constitucionalista y analista político, Jacinto Velázquez, es la lucha contra la corrupción, tema que específica y directamente no está presente en las preguntas planteadas. “Sin una legislación rígida al extremo no vamos a poder componernos como país y algo que es fundamental, la moral está por los suelos. No existen conceptos morales rotundos, no hay formación moral. Hay fallas en el hogar y en la educación”.

Nada nos garantiza que haya realmente un cambio en virtud de la respuesta a una consulta. Esto tiene que ser complementado con una legislación muy rígida. Insisto en esto porque existen cuestiones acuciantes como la lucha contra la corrupción.

Jacinto Velázquez, constitucionalista y analista político.

El director de proyectos de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo, Marcelo Espinel, teme que esta iniciativa tenga un trasfondo electoral a puertas de un proceso en el que se elegirá a un nuevo gobernante y una nueva Asamblea Nacional. “Lo que veo con peligro es que se utiliza a las consultas populares o para aumentar la legitimidad de los gobernantes o, en este caso, para endosar voto al candidato del socialcristianismo... Lo veo como una estrategia que tal vez no realice cambios de fondo respecto a lo que necesitamos en el país”.

Las preguntas no van a solucionar los problemas del país. Lo que hace es acentuar el discurso de Jaime Nebot de que la Asamblea no está siendo eficiente. Lo que se plantea o ya se ha hecho por el Legislativo, o lo puede hacer reformando leyes.

Marcelo Espinel, director de proyectos de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo.

Esto recién empieza. La Corte Constitucional es el siguiente paso. De ahí saldrá la aprobación de constitucionalidad a esta nueva cura a todos los males del país. Una de muchas.