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Cristina Fernández publicó el jueves una carta repleta de críticas hacia el núcleo presidencial.Juan Ignacio RONCORONI / EFE

La dura crisis del peronismo arremete contra el Gobierno

La renuncia de los altos cargos que representan a la vicepresidenta en el gabinete, eleva la tensión.

La tensión abierta en el seno del Gobierno argentino, entre el presidente Alberto Fernández, y su vicepresidenta, la también peronista pero líder del ala kirchnerista Cristina Fernández, mantiene en vilo al país mientras se dirime si el jefe de Estado opta por renovar su gabinete después de que varios ministros kirchneristas presentaran el miércoles su renuncia.

Ayer, en medio de la incertidumbre política, fuentes oficiales confirmaron que el mandatario decidió suspender sus viajes al exterior, incluida su visita a México por la cumbre de hoy de jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Cada vez que el presidente viaja fuera del país, corresponde al vicepresidente ejercer interinamente la jefatura de Estado. Cristina Fernández, quien fue presidenta entre 2007 y 2015, ya ha sustituido al mandatario en varias ocasiones desde que ambos llegaron al poder en 2019, tras vencer en las urnas al principal enemigo político de ambos, el expresidente conservador Mauricio Macri (2015-2019).

Las turbulencias que vive el peronismo explotaron tras la histórica derrota del oficialista Frente de Todos en las elecciones primarias del domingo pasado -previas a las legislativas del 14 de noviembre- y la posterior decisión de varios ministros de la facción kirchnerista -que responden a la viuda del también expresidente Néstor Kirchner (2003-2007)- de presentar su renuncia.

El conflicto arreció el 16 de septiembre, cuando la vicepresidenta publicó en sus redes una demoledora carta repleta de críticas hacia el núcleo presidencial, principalmente por la gestión económica, inmersa en la recesión que comenzó en 2018 y que se agravó con la COVID-19, y pidiendo “relanzar” el Gobierno.

“Creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales”, aseveró en la misiva.

La vicepresidenta advirtió que fue ella la que eligió a Fernández como candidato a presidente en 2019. “Solo le pido al presidente que honre aquella decisión”, sentenció.

Horas antes, el mandatario había elegido Twitter para manifestarse: “La gestión de Gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido. Lo haré llamando siempre al encuentro entre los argentinos”.

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Ayer, Buenos Aires amaneció con carteles con el rostro del expresidente Juan Perón, fundador del peronismo, acompañado de una de sus históricas frases: “Primero la patria, después el movimiento y luego los hombres”. Bajo esta, un contundente “¡Déjense de joder!”.

Mientras, y sin confirmación oficial sobre los planes que el presidente tiene respecto a su gabinete, pocas son las voces oficialistas que se han pronunciado por la polémica.

Ayer, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, declarado kirchnerista, quitó hierro a lo sucedido: “No creo que sea una crisis, me parece que la presidenta, la vicepresidenta (sic) ha sido muy clara y lo ha dicho de manera irrefutable a través de una carta y me parece que esto es peronismo, en el peronismo se debaten ideas y se construye a partir también del disenso”.

En 2008, Alberto Fernández, que llevaba cinco años como jefe de gabinete de ministros de los Kirchner, dimitió en medio de fuertes discrepancias, y durante una década fue uno de los mayores críticos de Cristina.

Hasta que en 2019 la entonces senadora -cuya imagen estaba marcada por las múltiples acusaciones de corrupción que aún hoy enfrenta- le propuso ser candidato a presidente con ella como segunda, jugada que fue un éxito en las urnas y que lograron llegar ambos al cargo, pero hoy los mantiene con discrepancias, lo que el pueblo argentino no tolera ya.