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Coronavirus: ¿A la normalidad? Y aún hay quienes no aprenden a tomar distancia

Policías agredidos, en el sector sur; fiesta en un callejón del norte... así es el aislamiento social a días de la reactivación parcial en Guayaquil

Coronavirus27042020
Ambulantes. Comerciantes ambulantes de repuestos, buscan clientes en una esquina.CHRISTIAN VASCONEZ / EXPRESO

Han sido momentos tan severos los que los ecuatorianos han vivido en los últimos 41 días, provocados por la pandemia del coronavirus, que leer lo que el presidente Lenín Moreno anuncia en uno de sus últimos tuits resulta esperanzador: “El 4 de mayo iniciamos con prudencia la reactivación paulatina de ciertos sectores productivos y comerciales, bajo estrictos controles sanitarios”.

Hay cifras que reflejan que el panorama va mejorando (ver infografía). El mismo presidente colocaba en su cuenta de Twitter un gráfico sobre cómo se redujo la demanda de atenciones en el área de Emergencia en los hospitales públicos y del IESS del país. Pero también resulta preocupante ese futuro próximo. Es más, el mismo presidente Moreno lo advierte: “La emergencia no ha terminado. ¡No te equivoques! (...). Son buenas noticias, pero no podemos bajar la guardia. ¡Un pequeño rebrote y volvemos a cero!”.

DEFUNCIONES GUAYAS
Infografía. Defunciones GuayasEXPRESO

A los guayaquileños, que son muchos, les preocupa volver a esa normalidad parcial (del aislamiento social al distanciamiento, dice el Gobierno) que se anuncia desde el próximo lunes, porque allá afuera hay algo que en estos 41 días no se cumplió totalmente.

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Luis Andrade, uno de los lectores de EXPRESO online, considera que los guayaquileños “nunca estaremos preparados para salir de la cuarentena”. Él hace una reflexión sobre dos puntos: la educación de nuestra gente (cultura) y la situación económica que vive el país (hay quienes viven de lo que ganan en el día). “Las dos variables hacen que sea cual fuere la fecha de finalización de la cuarentena, nos traerá graves consecuencias (cuando se dé)”.

En la cotidianidad guayaquileña de esta cuarentena, los ejemplos sobran. La noche del sábado circularon en las redes sociales varios videos de un enfrentamiento entre gente de barrio y elementos de la Policía y el Ejército.

Parecía un día normal. Es lo que sucede en Guayaquil cuando la Policía ejecuta operativos en determinados barrios populares: la gente reacciona y lanza piedras, botellas, golpea y hasta puede que se escuchen disparos. Pero lo que diferencia a aquellas escenas registradas en los videos de la tarde del sábado son las mascarillas que los uniformados llevaban además de sus pasamontañas.

Militares y policías ejecutaban sus rondas diarias de control por el toque de queda y se encontraron con que (primero) los vecinos de Puerto Licita, en el Guasmo, contravenían tal disposición, y que (segundo) no estaban dispuestos a cumplirla. Tanto así que hubo necesidad de pedir apoyo.

El incidente inició a eso de las 16:45 y se extendió hasta las 22:00. Con la participación de personal del Distrito Sur, Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO), Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM), Grupo de Intervención y Rescate (GIR), Policía Judicial y el servicio de Aeropolicial, en coordinación con Fuerzas Armadas. Todo porque en este barrio sus vecinos aún no saben qué implica aquello del aislamiento social y del porqué de la urgente necesidad de cumplirla. Un asunto cultural.

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Algo similar sucedía, casi de manera simultánea, en el sector norte de la ciudad. Cerca de la vía a Daule, en Bastión Popular, en uno de sus callejones internos la música sonaba a todo volumen. Mientras unos bailaban, otros compartían cervezas.

Era una fiesta popular pero, a diferencia de lo que sucedió con los habitantes de la cooperativa Puerto Licita en el Guasmo, a estos vecinos del sector norte nadie les interrumpió la reunión.

Hay quienes se preguntan cómo será cuando pasemos a esa fase en la que las medidas empiezan a distenderse. En el sector de la bahía (EXPRESO, edición del 19 de abril) se evidencia cada día cómo los negocios abren ‘a media llave’ para la venta de celulares y hasta electrodomésticos. Una urgencia económica, es cierto, pero determina también una realidad: una parte de los pobladores de esta ciudad no están comprometidos (no lo han hecho en estos 41 días) con el denominado aislamiento. ¿Cumplirán ahora con lo que el Gobierno llama el distanciamiento social?