“Cuando eres tan grandioso como yo, es difícil ser humilde”. Lo dijo Mohamed Ali, el triplecampeón mundial de los pesos pesados que ha muerto la noche de este viernes por culpa de un problema respiratorio, que lo mantuvo hospitalizado y entubado en sus últimos días. Mohamed Ali no volverá a dar un golpe, no volverá a abrir la boca, ni a ganar una pelea. ¿Pero quién fue Mohamed Ali? Un bocón, un ególatra, un ícono afroamericano, un pegador, un bailarín con guantes para pelear, uno de los deportistas más grandes y acaso el mejor boxeador de la historia. Nació con el nombre de Cassius Marcellus Clay, Jr. en Louisville, Kentucky (Estados Unidos), el 17 de enero de 1942.

“Soy un sabio del boxeo, un científico del boxeo. Soy un maestro del baile, un verdadero artista del ring”.

Incluso antes de convertirse en una leyenda del box, ya se ufanaba de haber ganado una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma 1960. De ahí en adelante todo fue para arriba.

“Soy América. Soy la parte que ustedes no reconocen, pero acostúmbrense a mí. Negro, seguro de mí mismo. Engreído, es mi nombre, no el de ustedes; mi religión, no la de ustedes”.

En su etapa profesional ganó el título de campeón indiscutido de los pesos pesados en 1964 con apenas 20 años y lo recobraría diez años después. En 1978 volvió a ganar el título de campeón y se convirtió en el primer boxeador de la historia en ganarlo en tres ocasiones. En esta época cosechó 56 victorias (37 nocauts) y 5 derrotas.

“Cassius Clay es el nombre de un esclavo. No lo escogí, no lo quería. Yo soy Muhammad Alí, un hombre libre”.

Su vida fuera del cuadrilátero fue tan intensa como la que tuvo dentro de él. En la década de 1960 se negó a ser reclutado para la Guerra de Vietnam y su influencia social creció en Estados Unidos y el mundo. Se unió a la Nación del Islam y se cambió el nombre definitivamente a Mohamed Ali, que significa “amado por Dios”. Así se le conoció hasta el día de su muerte.

“La gente no soporta a los bocones, pero siempre los escucha”.

Venció a enormes boxeadores como Sonny Liston, George Foreman y Joe Frazier (con quien también perdió en una ocasión). El único rival que nunca pudo vencer fue el Parskinson, mal que le fue diagnosticado en 1984, apenas tres años después de su retiro. La enfermedad avanzó lentamente, acabando con su movilidad y salud. Su cuerpo dejó de funcionar el 3 de junio de 2016, pero su leyenda no ha dejado de crecer.

“En el ring puedo quedarme hasta ser viejo y con canas, porque sé cómo pegar y bailar para desaparecer”.

Hace poco menos de un años, el ex campeón Floyd Mayweather se quiso comparar con Ali y en su afán por autoproclamar su su grandeza dijo esto: ““Ali fue una leyenda, tengo un gran respeto por él y otros campeones del pasado, pero he dedicado mi vida a este deporte, creo que he hecho más para el boxeo que Ali, sin faltarle el respeto. ‘Cassius Clay’ no ganó títulos mundiales en diferentes categorías como yo”. A Mohamed Ali le bastó un twit para devolver las cosas a su sitio. Y así se quedarán para siempre.