
La Merced se renueva para su festejo de marzo
Ni la presencia de obreros y restauradores que suben y bajan ni el ruido de una máquina pulidora han impedido que Jimmy Soto cumpla con su tradición de visitar la iglesia de La Merced todos los días, antes de iniciar su jornada diaria.
Y es que a pesar de los trabajos de restauración y mantenimiento, que desde noviembre del año pasado se ejecutan en este templo, uno de los más antiguos de la ciudad, las actividades religiosas no se han suspendido, excepto la celebración de matrimonios, que se restablecerán desde la próxima semana.
Todos los días se ofician misas en la mañana y en la tarde; y los fieles acuden con regularidad a este céntrico templo porteño ubicado en la calle V. M. Rendón, entre Pedro Carbo y Gral. Córdova, a pesar de la ausencia de los santos en los altares y la presencia de restauradores, pintores, pulidores y albañiles.
Todo eso terminará el próximo 5 de marzo, indicó el párroco Arturo Chamorro. Para ese día se hará la bendición de las imágenes, durante una misa especial que contará con la presencia de las autoridades eclesiásticas, pues en esa fecha se recordarán los 400 años de fundación de La Merced en Ecuador.
Como los altares de los laterales están en mantenimiento y las imágenes en restauración, La Merced parece otra iglesia, excepto por su altar barroco, recubierto con pan de oro. Al menos así lo percibió ayer Lourdes Mallía, quien la conoce muy bien, pues la visita desde niña, ya que allí, dijo, “fui bautizada, al igual que mis hijos y nietos”.
Dentro de la intervención que en estos meses realiza la parroquia no se incluirán el altar ni las imágenes y cuadros de más de 100 años de antigüedad. Su restauración estará a cargo del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, aseguró el religioso.
Este proyecto de restauración y mantenimiento es producto de la colaboración de los fieles, comentó el sacerdote, quien agradeció a los parroquianos por sus aportes, los cuales se obtienen a través de donaciones directas a las alcancías colocadas en la iglesia; y con la venta de encebollado y empanadas los días domingo, al final de cada misa.
La inversión hasta el momento es de 35.000 dólares, indicó el padre Chamorro, quien llegó a Guayaquil hace seis meses (antes servía como sacerdote en Ibarra, Imbabura), y como nuevo párroco asumió como obra prioritaria el mantenimiento integral de la iglesia.
Fieles como Jimmy Soto, quien reside en los alrededores, ven con agrado la restauración del templo, uno de los más representativos de la ciudad, por su belleza arquitectónica (de estilo gótico) y su legado histórico y religioso.