La medicina ancestral se aprende a nivel superior
OMS. La Organización Mundial de la Salud define a la medicina tradicional como todo conocimiento producto del resultado de prácticas basadas en creencias y experiencias indígenas de las culturas.
La medicina ancestral andina se aprende a nivel superior.
El Instituto Jatun Yachay Wuasi de Colta imparte los milenarios conocimientos. Antes de recibir cualquier medicina el paciente requiere una limpia de malas energías
La medicina tradicional andina ofrece remedios para enfermedades comunes como la gripe o el dolor muscular. Pero lo hace desde una visión holística en la cual cuerpo y espíritu se interrelacionan e influencian. Precisamente, esta cosmovisión es entendida en la materia de Medicina Andina impartida en el Instituto Superior Jatun Yachay Wuasi (Gran casa del conocimiento) en el cantón Colta (Chimborazo).
Para la cultura andina todo tiene vida y la salud está íntimamente ligada a la relación que lleva el hombre con su entorno; al romperse esta armonía se presenta la enfermedad. Así lo entienden los pueblos andinos y sus yachaks (sabios) guardaron el conocimiento durante años dentro de las comunidades con la implicación, por ejemplo, de que si la enfermedad está en la tierra el remedio también se encuentra en ella.
La medicina ancestral diferencia la enfermedad del cuerpo de la espiritual y aunque una afecta a la otra, ambas tienen tratamientos diferentes, explica Luisa Gualán, originaria de Saraguro y estudiante de Medicina Andina en el instituto superior.
“La medicina andina la aprendimos de los taitas y mamas, el estudiarlos a nivel superior nos permite hacer visibles todos los saberes que teníamos guardados”, dice y añade que debe entenderse que la medicina ancestral andina traspasa la frontera del consumismo y comunica que la naturaleza brinda todo sin pedir nada a cambio.
Por eso, los principios básicos de la cosmovisión andina como el agradecimiento y la reciprocidad están presentes en la vida cotidiana. En la casa andina no puede faltar un altar con el fuego sagrado como protagonista, a través de un tazón con carbón y palo santo, explica Luisa, quien recalca que la composición varía de acuerdo con las cuatro festividades más importantes del mundo andino. En la época del Inti Raymi, desde junio hasta septiembre, se colocan maíz porque es la época de la cosecha y claveles que simbolizan la sabiduría de los abuelos. “En mi casa también ponemos las tortillas de maíz que son famosas de mi pueblo”, expone.
La chicha, preparada con un hongo de la jora de maíz, es la bebida milenaria que equivocadamente el mundo occidental la asocia con la fiesta o el embriagamiento.
“La chicha que hacemos también es apoyo para la salud, es digestiva, diurética y ayuda a mantener el peso pues permite digerir las grasas”, afirma. Según la tradición, cada familia deja a su descendencia la jora para que se preserve a través del tiempo. Recuperar saberes de taitas y mamas sabios que sin ejercer como sanadores ayudan a mejorar la calidad de vida, es una de sus metas. “Las madres sabían curar cosas más básicas, como un susto, o una ojeada”, dice, por eso juntó a varios compañeros de tercer semestre y compartió varias recetas que son de fácil preparación y ayudan a dolencias muy comunes del sistema nervioso. (F)