Marte no sería la única opción

Marte no seria la unica opcion

Venus, Próxima Centauri B y las naves interestelares entre las opciones para el futuro de la vida humana.

Falta poco para llegar a los 50 años sin que ningún ser humano haya viajado más allá de la órbita terrestre y, voces como Stephen Hawking nos advierten de que la vida en la Tierra se nos agota... El único porvenir de la humanidad, según sus teorías, está “mirando hacia las estrellas”.

Para Hawking, no sobreviviremos otros mil años sin escapar más allá de nuestro frágil planeta. Y aunque un milenio nos parezca una cómoda fecha de caducidad, el interés por la búsqueda de nuestro futuro en el espacio no cesa.

Aunque todo apunta a que nuestro vecino exterior, Marte, es el favorito de las visiones de colonización interplanetaria, hay otras tres opciones poco conocidas en las que no vendrían mal los esfuerzos.

Gire 180 grados y mire en dirección contraria a Marte. Ahí está Venus. Muy similar a la Tierra en masa y tamaño, por tanto la gravedad es casi idéntica en ambos. No en vano se lo conoce como el gemelo de la Tierra... Aunque Venus sea el descarriado.

Su atmósfera de CO2, con nubes de ácido sulfúrico, es 90 veces más densa que la terrestre. El efecto invernadero calienta su superficie a una temperatura que fundiría el plomo. Sin embargo, la ciencia ha especulado con la posibilidad de colonizarlo con un poco de ficción: no en su superficie infernal, sino arriba, en las nubes.

La solución serían globos llenos de nuestro aire, es decir más ligero que la atmósfera de Venus. Así flotarían a decenas de kilómetros sobre la superficie, donde la temperatura es tolerable. Los colonos en estas ciudades flotantes estarían protegidos de la radiación nociva del Sol por la capa atmosférica superior. La NASA ha explorado esta posibilidad en su Concepto Operativo a Gran Altura en Venus (Havoc), de momento solo fantasía.

También está Próxima Centauri B, acogido con el entusiasmo que merece un planeta a solo 4,2 años luz de distancia. Se ha revelado que alberga un mundo posiblemente rocoso y cuya temperatura de equilibrio está dentro del rango que permitiría el agua líquida en su superficie. Sin embargo, ha sido calificada como estrella muy temperamental (o técnicamente, fulgurante), y sus repentinos subidones de actividad podrían haber arrasado cualquier amago de vida, a no ser de que cuente con una atmósfera gruesa y un potente campo magnético.

Otra idea que no se aleja de la ficción, pero que también ha sido planteada por la ciencia, es la vida en naves interestelares. Quienes despeguen en ellas jamás llegarán a ningún destino, por lo que deberán ser biosferas autosuficientes, capaces de sostener múltiples generaciones de colonos que nacerán, vivirán y morirán en el espacio durante siglos. No serían medios de transporte, sino mundos errantes.

Tales travesías solo serían posibles con sistemas de propulsión capaces de acelerar las naves generacionales a una fracción considerable de la velocidad de la luz. La iniciativa Breakthrough Starshot, anunciada el pasado año por el inversor ruso Yuri Milner y el físico Stephen Hawking, pretende lanzar al espacio una flota de un millar de veleros solares y propulsarlos desde la Tierra con enormes disparos láser para acelerarlos a un 20 % de la velocidad de la luz. Así, las sondas podrían alcanzar en solo 20 años el sistema estelar más próximo. En resumen una nave de este tipo aún es un sueño.

¿Nos quedamos con Marte?