Luchemos por lo nuestro
Todos somos conscientes de la podredumbre en que se debate el país: sobornos, robos, asesinatos, violaciones, etc. Necesitamos resucitar virtudes como la verdad, el respeto, la sinceridad, la bondad, la honestidad, la gratitud. Parte de este resurgir es devolverle a la ciudad el nombre de dos ciudadanos dignos de sincera recordación y orgullo. Me refiero en primer lugar al puente que une Guayaquil con La Puntilla y demás ciudadelas. No sé a qué malagradecido se le ocurrió ponerle posteriormente Puente de la Unidad Nacional. Sabemos que todo puente, toda carretera, todo camino, etc., es de unidad nacional, ya que une, ciudades, pueblos, caseríos, ciudadelas, etc. El verdadero nombre es Rafael Mendoza Avilés, ya que aquel ciudadano luchó denodadamente porque se lleve a feliz término dicha obra. En segundo lugar, quien ayudó, luchó, apoyó a las damas de la Sociedad Femenina de Cultura para que se construya el Centro de Arte fue León Febres-Cordero Ribadeneyra. Otro malagradecido decidió cambiarle el nombre. ¡Guayaquileños, ya es hora de despertar!, de hacer valer nuestros derechos, de luchar para que nadie usurpe lo nuestro. Aprovecho para recordar a instituciones como el Instituto de Higiene, en el que a decir de un médico amigo se hacían vacunas de gran calidad en América del Sur, o reconstruir el edificio de LEA, que tanto bien hizo a personas con tuberculosis. Es hora de demostrar que somos guayaquileños, madera de guerrero. Agradezco a nuestra alcaldesa porque está demostrando fortaleza, valentía y mucha garra. ¡Adelante, todo Guayaquil la apoya!
Martha Jurado Rodríguez