El poder de los ‘pequenos’
Son pequeños, pero fuertes... políticamente. Atractivos electoralmente para las organizaciones políticas nacionales.
Son pequeños, pero fuertes... políticamente. Atractivos electoralmente para las organizaciones políticas nacionales que, en un contexto preelectoral, buscan aglutinar a la mayor cantidad de adeptos con miras a las elecciones de febrero de 2017. Son los movimientos locales. Estos grupos pequeños (por su limitado alcance de acción) se abrieron camino hasta encontrar un espacio en la política nacional.
Es así que ahora son los más buscados para integrar los colectivos nacionales como, por ejemplo, el frente Compromiso Ecuador, Unidos y La Unidad.
¿Qué los hace llamativos? “Entienden de mejor manera las necesidades de las personas que viven en su jurisdicción y en principio saben cómo resolverlas de mejor manera”, comenta el analista político Andrés Ortiz. Considera que el peso de los locales en la política es importante y responde a la acrecentada desconfianza ciudadana en “los partidos políticos tradicionales”.
Para el también analista con experiencia en la dirigencia política, Jorge Acaiturri, la atracción hacia estos grupos radica en la escasa estructura local de algunas organizaciones nacionales con fuerza en unas provincias y no en otras.
Cualquiera que sea el o los motivos, es en este punto que surgen las alianzas. Aprovechar las fortalezas de unir grupos locales con nacionales.
El movimiento Alianza PAIS, con una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, necesitó de alianzas en las elecciones seccionales de 2014 para ganar las prefecturas de Guayas y Manabí, por ejemplo, cuyos titulares son los líderes de los grupos locales y no de las filas oficialistas. En los mismos comicios, la alianza de los movimientos SUMA (nacional) y Vive (local) logró arrebatar a PAIS la Alcaldía de Quito. Mientras que el Partido Social Cristiano (nacional) y Madera de Guerrero (local) captaron 10 de los 15 concejales del cantón Guayaquil.
Pero más allá de unir fuerzas están los cálculos electorales. Acaiturri se refiere al método D’Hondt. Es la fórmula utilizada para la repartición de escaños de los grupos colegiados (la Asamblea Nacional en el caso de las próximas elecciones) que, a criterio del experto, beneficia al voto en plancha.
Es decir, unirse para lograr la mayor cantidad de votos y, por consiguiente, el mayor número de legisladores electos.
En otras palabras, los pequeños necesitan de los grandes y los grandes de los pequeños. “Los partidos grandes necesitan a los partidos pequeños, que no resten votos que signifique una cantidad de representación mayor”, dice Acaiturri.
Luis Serrano, director del movimiento Salud y Trabajo con jurisdicción en la provincia del Guayas, concuerda con esta conclusión.
Está consciente de que las organizaciones locales, por sí solas, no pueden jugar un papel protagónico en la próxima elección nacional en la que la mirada de los ciudadanos estará en los candidatos a la Presidencia. Esta es solo una de las debilidades de las organizaciones locales.
Ortiz suma otra: “la escasa o casi nula estructura organizacional y la ausencia de un ideario político”. Mientras que Acaiturri apunta a la falta de recursos económicos del Fondo Partidario (solo lo reciben las organizaciones nacionales) y una estructura poco empapada de la realidad nacional.
La necesidad es mutua. Lo que a uno le sobra, al otro le falta. En lo que uno es fuerte, el otro es débil. En estos momentos, no hay aliados pequeños.