Folclor. Los hombres suelen cubrirse el rostro con caretas y otros prefieren llevar en sus manos muñecas.

Las ‘guarichas’ fueron parte de la independencia

En Píllaro, desde niños los indígenas son parte de las danzas ancestrales. En los barrios, hombres y mujeres se preparan con anticipación para participar en las fiestas populares vestidos del personaje de ‘guaricha’.

En Píllaro, desde niños los indígenas son parte de las danzas ancestrales. En los barrios, hombres y mujeres se preparan con anticipación para participar en las fiestas populares vestidos del personaje de ‘guaricha’.

Elizabeth Medina es la tutora. Salta y danza al ritmo de la banda de pueblo con mucha alegría. El alumno es su hijo Henry Palate, quien con apenas dos años de edad ya le sigue el ritmo.

Madre e hijo representan a las populares ‘guarichas’, que para el pueblo son mujeres sin complicaciones que gustan de la vida bohemia, del baile y de la buena vida sin importarles el qué dirán. Danzan en todos los desfiles donde los requieran.

El historiador Víctor Navas, de Tisaleo, explicó que, según la historia, fue en 1895 cuando se les dio el apelativo de ‘guarichas’ a un grupo de mujeres que se unieron a sus novios y esposos para luchar en las gestas revolucionarias.

Para disfrazarse de este personaje popular no importa la edad ni el sexo. Elizabeth Medina aseguró que le inculca a su hijo desde pequeño a que aprenda sobre la historia ancestral y popular de su pueblo.

Es oriunda del barrio Tunguipamba, donde nació la tradicional “Diablada Pillareña” y también se han formado grupos de “guarichas” para danzar en los desfiles.

Segundo Medina, también pillareño, explicó que, según las creencias populares, las “guarichas” son las mujeres bien ataviadas que dejan sus casas para ir en busca de diversión. En cambio los hombres que se disfrazan optan por llevar una muñeca y sacarla a bailar en público de la manera más divertida y descomplicada. (F)

Las mujeres fueron el motor del éxito

Según Navas, a las mujeres se las quiso tildar de carichinas o machonas, pero ellas se encargaron de recoger fondos para las revueltas y fueron el motor para el éxito de la campaña de Eloy Alfaro.