Listos para votar
Suponemos que a estas alturas del partido, a tan pocos días de las elecciones con las que concluirá la segunda vuelta en la que escogeremos a los nuevos presidente y vicepresidente de la República para los próximos 4 años (Dios mediante), ya el porcentaje de indecisos habrá disminuido a un mínimo “tolerable”. Y de esta forma, el número de papeletas que se deposite en las urnas, ya en blanco o ya anuladas, no sea significativo, porque se trata de que el pueblo asuma una posición crucialmente histórica, cuando se va a decidir si el continuismo permitirá el “alargue” de la “década verde flex” o apostará la mayoría a un cambio de estilo y de praxis política y administrativa.
Dirán los maniqueístas que entran en juego dos posiciones bien definidas, esto es el socialismo siglo XXI, que para muchos no ha sido tan marxista que se diga, y la derecha, representada por un banquero. Los más pesimistas, a su vez, creen que se trata de una lucha entre dos derechas que actúan, aparentemente, de diferente manera, pero llegando a un mismo fin.
A alguien se le oyó decir que para no depositar en la urna un voto “perdido” tendría que escoger “el mal menor”. Ello a pesar del entusiasmo y fe de carboneros, tanto de los oficialistas como de los opositores.
Lo interesante y positivo del caso, históricamente hablando, es que con estos nuevos comicios el Ecuador cumple ya una larga temporada de democracia representativa, sin que ningún gobierno de facto interrumpa el derecho de los ecuatorianos a elegir y ser elegidos y de que los uniformados, que ahora se han convertido también en sufragantes, no amenacen con dictaduras militares, como en el pasado, a pesar de diferenciarnos de los otros países del continente (y sin olvidarnos del tétrico “plan Cóndor” de los años setenta del siglo pasado) pues solamente hemos sufrido “dictablandas” y no esos regímenes castrenses que mataron, torturaron o hicieron desaparecer a miles de ciudadanos.
Con alegría y pasión nos preparamos, pues, para ir a depositar nuestros votos en una elección finalista en la que solo participan dos binomios.
Ojalá que esta vez no se le tenga que hacer ningún reclamo al CNE.
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