“Los lideres sin solidez no crean otros lideres, crean seguidores”

Cuando se produce el nacimiento de un líder, generalmente ocurre alrededor de un descontento y la persona que encarna dicho descontento y propone soluciones al mismo, alcanza lo que se conoce como liderazgo.

Inicialmente, existen rasgos personales que son percibidos como una especie de atracción, eso es lo que se llama carisma. Adicionalmente, la posesión de un verbo fácil ayuda mucho a la consolidación de quien ha encarnado el descontento y ha propuesto soluciones.

Cuando la cultura no es parte de las características de un líder, este empieza por dejarse dominar por la vanidad, muestra prepotencia y soberbia. Se convence de ser dueño de la verdad.

El líder sin cultura pretende que se prolongue por siempre esa situación de deleite, generalmente para él, y sus aduladores fomentan esa aspiración, pensando en su propio beneficio. Los líderes sin solidez no crean otros líderes, crean seguidores, gente que a la menor señal de desmorone de sus poderes, imploran la presencia del ‘líder’.

Y de entre esos seguidores, aparece uno que se desliga de los oportunistas y asume un liderazgo distinto, ocupa el puesto vacío y lo ejerce con cierto grado de independencia, lo que pone en evidencia que, ni aun habiendo tenido las riendas y el mando por tiempos largos, el “líder” logró consolidar un movimiento sólido. Es allí cuando se evidencia el rotundo fracaso de un líder de papel.

Ing. José M. Jalil Haas