“Hay que diferenciar entre la obediencia y la sumision”

La disciplina es una cualidad que permite obrar de manera coordinada, sujeta a las leyes, y ubicarse dentro de un conglomerado con respeto a los demás, a sí mismos, para garantizar la consecución de objetivos comunes.

Dentro de la disciplina se contempla, desde luego, la obediencia a las directrices emanadas por autoridad legítima. Esta obediencia se refiere de manera exclusiva, a las disposiciones orientadas a la consecución de los fines comunes, observando el respeto debido y merecido en cada estamento.

Nadie puede obligar a acatar órdenes que atenten contra la propia dignidad, contra la integridad individual, ni contra convicciones o creencias personales, siempre que estas estén respaldadas y garantizadas por la racionalidad, las reglas sociales y las buenas costumbres.

Una comunidad puede ser disciplinada, pero no puede ser sumisa. La sumisión, generalmente, es ciega, irracional, impropia de los humanos.

Un país que es obligado a la sumisión se degrada como especie humana. Solo los tiranuelos buscan implantar sumisión. La imposición de irracionalidades o caprichos de personas ensoberbecidas por el poder, es una pretensión de obligar a la sumisión a los demás. Los ejemplos de estas pretensiones sobran, pero en mentes enajenadas por la ignorancia, por los dogmas, seguir ejemplos fracasados no es un obstáculo para sus aspiraciones.

Ing. José M. Jalil Haas