Elecciones. Alejandro Domínguez ocupaba el cargo interino en el organismo por Napout. Ayer en los sufragios fue respaldado.

“No deben manejar empresas”

‘¡Ah, los militares!’ es uno de los libros del escritor guayaquileño Jorge Pedro Vera. Relata varias historias sobre el “pequeño y gran” poder de los uniformados. Ahora, los militares y el Gobierno están enfrascados en una polémica. Brian Fonseca, director del Instituto de Políticas Públicas Jack Gordon de Miami y experto en temas militares, habló con EXPRESO sobre ellos.

Los militares en Ecuador tienen acciones en empresas que se manejan de manera privada. ¿Eso es normal?

No es normal que eso ocurra en la región. Son casos únicos y especiales, no son comunes. Hay ejemplos específicos en algunos países como Ecuador, Colombia y Perú, donde ha ocurrido esto. Los militares usan su situación privilegiada y autoridad para administrar esas empresas. El problema es que eso puede desembocar en casos de corrupción, aunque no se puede generalizar. En los altos mandos de la Policía hay muchos más casos de esos que entre los mandos militares.

¿Cuál es la relación entre esas empresas y la corrupción?

Hay que distinguir los niveles en el ejército. Hay los líderes que son generales o coroneles; y otros de nivel más abajo. Los que están arriba están ligados a los casos de corrupción porque están más metidos en la política; mientras que los de abajo generalmente no tienen esos problemas.

¿Puede poner casos?

Por ejemplo, en Colombia, los militares de alta graduación están vinculados a empresas que están relacionadas a la industria de la defensa. Otro ejemplo es Cuba, allí los oficiales están liderando las empresas de turismo y de construcción de calles porque el Estado es el único que puede obtener y dar esos contratos públicos.

¿Usted conoce lo que ocurre en Ecuador en este tema?

Creo que Ecuador está muy preocupado por el problema de la corrupción con la administración pública y los contratos. Hay que pensar en el nivel de influencia que tienen los militares. Pero los casos de corrupción son individuales, no institucionales. Por ejemplo, en su país están más involucrados en el tráfico de estupefacientes.

¿La autoridad e influencia de este sector puede justificar esos privilegios?

No, absolutamente. Uno de sus desafíos en Latinoamérica es en qué pueden ocuparse los militares, que ya no están en las guerras o como dictadores. Ellos participan en misiones de paz o ayuda humanitaria. Hay una preocupación sobre su rol, es la institución más fuerte que tiene un Estado.

¿Pero cuál es su papel en la actualidad? ¿Sus bases se reducirán como planea la Unasur?

El número de militares en Brasil se reducirá solo si en Argentina pasa lo mismo. Los gobiernos regresan a ellos para luchar contra crímenes transnacionales.