Laberinto venezolano: antecedentes

Laberinto significa, según la RAE: lugar formado artificiosamente por calles y encrucijadas, para confundir a quien se adentre en él, de modo que no pueda acertar en la salida. Cosa confusa y enredada. Con ambos significados calificamos lo que está sucediendo en Venezuela actualmente: una realidad muy compleja y con diversos problemas que complican el escenario, con protagonismos activos de actores internos y externos. Propensa para que pululen discursos panfletarios pero escasos análisis objetivos. 1) Su importancia estratégica: para Óscar Ugarteche, “Venezuela es, por mucho, una de las naciones geopolíticamente más importantes del continente. Es la cabeza de la Cuenca del Caribe, y posee reservas estratégicas de petróleo, agua, cobre, cobertura forestal y metales raros. Tiene una importancia política y económica superior a su peso en la producción regional, que fue de 7,1 % del PIB de América Latina, en 2015. Tiene la principal reserva de petróleo del mundo y es además el principal exportador de petróleo del hemisferio occidental”. Sometida a intereses económicos y planes geopolíticos de las tres potencias globales: EE. UU., China y Rusia. 2) El ascenso de Chávez es resultado de deformaciones estructurales provocadas por el capitalismo rentístico petrolero (1917), descritas por Rodolfo Quintero en su Antropología del petróleo, y las distorsiones del modelo de desarrollo impulsado durante medio siglo por la alternancia política de AD-socialdemócratas y Copei-demócratas cristianos en el poder, generadores de desigualdades, inequidades y corrupción. Recordemos el “Caracazo” y la fuga de Carlos Andrés Pérez. 3) La declinación del chavismo, con el vacío oropel de socialismo del siglo XXI. Se inició aún en vida del caudillo con el descenso incontenible del precio del petróleo y el error de separar la política económica de la social, que potenció con “misiones” y otros programas de corte clientelar. Construyó un entorno autoritario y propenso a la corrupción. No modificó el modelo de desarrollo dependiente de la renta petrolera. Digamos No, a la militarización de la política y al intervencionismo de las potencias globales.