La intolerancia siembra el odio y

S er cortés y brindar una sonrisa abre las puertas del alma y hace grandes a las personas, la tolerancia es una de las virtudes que más ennoblece al ser humano, respetar la manera de pensar y actuar, saber escuchar para poder encontrar el diálogo es lo más razonable para la comprensión y la armonía de la humanidad.

La intolerancia siembra el odio y el rencor y nace de los más bajos sentimientos del ser humano, el egoísmo, el ego desmedido, el afán de poder, el fundamentalismo religioso o político así como los prejuicios sociales son la causa de la falta de confianza en uno mismo.

Establecer un diálogo constructivo con una persona intolerante es misión imposible, el intolerante se resiste al intercambio de ideas, persevera hasta el absurdo defendiendo sus criterios siempre con el temor de que el otro tenga la razón y que el miedo pueda manifestarse de alguna manera.

Ser respetuosos y tolerantes con todos, ser corteses y educados, cuidar de la naturaleza y el medio ambiente, luchar por sus sueños hasta alcanzar el éxito sin pensar en el bienestar propio sino en el de todos es haber alcanzado la madurez emocional necesaria que hace que un líder siembre la esperanza y el optimismo en el pueblo. El mayor problema de los iluminados es la intolerancia, entonces, la pregunta es: ¿hasta cuando toleramos la intolerancia? El intolerante es agresivo, irrespetuoso, indolente y no entiende la solidaridad humana.