La Iirsa original: La del ano 2000
El estercolero de Lava Jato ha hecho olvidar la Iirsa auténtica que aprobaron los presidentes sudamericanos reunidos en Brasilia (31/8/ y 1/9 del 2000) a invitación del presidente F. H. Cardoso. Acordaron la declaración negociada por los embajadores en Brasil tres años antes que Lula fuera candidato. No gobernaban Kirchner, Evo, Correa o Tabaré. El Hugo Chávez que participó fue elegido en democracia. La ALBA no existía. Lo que se discutía era el ALCA propuesto por EE. UU. El Comunicado de Brasilia trata de paz, seguridad, democracia, narcotráfico, información, conocimiento y tecnología, además del binomio infraestructura-comercio. También se adoptó un plan de acción definiendo diez ejes de comercio y desarrollo con criterios complementarios al Comunicado. Ambos documentos demuestran que no se quería crear otro organismo para nuestro cementerio regional de fósiles sino funcionar con instituciones eficientes: CAF y BID. Lula, Kirchner y Toledo alentaron las aspiraciones geopolíticas del chavismo y secuestraron los acuerdos del 2000, convirtiéndolos en pretexto para inventar la Comunidad Sudamericana de Naciones - Unasur (Cuzco, diciembre 2004). El hiperorganismo creció con su Tratado Constitutivo (2008). El objetivo era crear una suerte de gobierno sudamericano que operaría en el espectacular edificio de Quito obsequiado por Correa y con el respaldo político del Parlamento Sudamericano al que Evo Morales regaló otra ostentosa sede en Cochabamba (2008). Unasur fue el escudo regional del socialismo del siglo XXI con la ALBA, Petrocaribe y el Foro de Sao Paulo. Los suelos de la izquierda colapsaron cuando los miembros más gravitantes de Unasur suspendieron su participación y la quebraron. Ecuador rescató el inmueble donado, la estatua de Kirchner fue retirada y Lenín Moreno se sumó a los mandatarios que optaron por un mecanismo sin burocracia como Prosur, alternativa ágil que deberá coordinar a sus miembros en una era radicalmente nueva de la vida internacional. La Iirsa del 2000 no hubiera podido convalidar la elección de Maduro como hizo Unasur en la reunión de emergencia convocada por Humala en Lima; no habría aprobado los casi $ 10 millones presupuestados para su Secretaría el 2018 y tal vez los proyectos de infraestructura previstos no habrían propagado el germen perverso y devastador de Lava Jato.
J. Eduardo Ponce Vivanco
Exembajador del Perú en Ecuador