
Homicidios en Ecuador: la ruta que debe seguir Noboa para contener la violencia
Ecuador atraviesa el año más violento de su historia. ¿Qué debe priorizar el presidente Noboa?
Ecuador atraviesa el año más violento de su historia y Daniel Noboa asume el poder con una consigna categórica: “La reducción progresiva de los homicidios será una meta innegociable”. La frase resuena con fuerza en un país que entre enero y abril de 2025 contabiliza 3.093 asesinatos, superando con creces cifras históricas y dejando al país en estado de emergencia social.
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El mismo día de su posesión, el crimen dio una respuesta sin precedentes: tres jóvenes fueron asesinadas en Bahía de Caráquez, una cabeza humana apareció en un parque de Machala y seis personas murieron en Guayaquil en menos de 10 horas. La violencia no dio tregua, ni siquiera en el inicio de un nuevo gobierno.
Marzo marcó un hito violento con 835 homicidios, convirtiéndose en el mes más sangriento jamás registrado. El promedio en lo que va del año estremece: 25,8 asesinatos por día, es decir, una persona asesinada cada 56 minutos. La situación ha desbordado las capacidades del Estado y mantiene a la población en un estado constante de alarma.
Los factores claves para atacar a bandas criminales, según expertos
Wagner Bravo, exjefe del Estado Mayor del Ejército, explica el repunte de la violencia como resultado de factores externos: “En 2024 hubo una reducción del 17 % en homicidios, pero en 2025 el escenario cambió. La violencia política para impedir la reelección de Noboa y el cierre de fronteras en EE. UU. forzaron una redistribución rápida de cocaína por parte de las mafias”.
Frente a este escenario desolador, Noboa ha presentado una estrategia de seguridad de múltiples frentes. Por ejemplo, destaca el desmantelamiento de estructuras financieras del crimen organizado y el refuerzo de controles en puertos y fronteras, puntos claves para el narcotráfico. También, el decomiso masivos de armas, explosivos y municiones ilegales.
El jefe de Estado promete un combate frontal a la corrupción institucional, que ha facilitado la infiltración criminal en el Estado; elaborar una reforma profunda del sistema judicial y penitenciario, donde operan muchas de las bandas más peligrosas; fortalecer la inteligencia militar y policial, para prevenir ataques y desarticular redes; además de capturar a cabecillas prófugos, como alias Fito, figura clave del crimen organizado.
A eso Bravo agrega la necesidad de realizar “inversión social en zonas vulnerables, donde los jóvenes siguen siendo blanco de reclutamiento criminal”.

Daniel Pontón, experto en seguridad del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), advierte que la fragmentación de bandas y la disputa por territorios estratégicos han creado un escenario aún más volátil. “El Estado debe reconstruir su capacidad institucional, renovar la inteligencia en la Fiscalía y enfrentar con urgencia el reclutamiento de jóvenes por parte del crimen”.
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“El objetivo debe ser cumplir con el artículo 3 de la Constitución: redistribución de la riqueza, descentralización, cuidado del medio ambiente y desarrollo. En cuanto a seguridad, se debe garantizar una estructura de paz, seguridad integral y democracia. Ese es el nivel más accesible, y el presidente debe liderarlo. Para enfrentar los otros niveles de violencia, es necesario reconfigurar y fortalecer el sistema público y estatal”, añade Bravo.
Por lo pronto, es urgente evaluar cómo contener los niveles de violencia, determinar los factores en juego y definir “un árbol del problema, para armar un árbol de soluciones”, recomienda.
“El desafío para Noboa es titánico. Ecuador enfrenta no solo una guerra contra mafias, sino lucha por recuperar su propia gobernabilidad. La cuenta regresiva para devolverle la paz al país ha iniciado”, sentencia.
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