Fractura y laberinto intercultural
Las ideas y resoluciones de Montecristi (2008) fueron impuestas. No hubo una discusión seria, profunda y sin dogmas. Tuvo sesgos y fundamentalismos. Al no debatirse ayer ni después, ha producido y tejido fracturas y laberintos en los cuales los propios promotores y autores terminan enredados.
Quienes redactaron y aprobaron el artículo 1 de la Constitución y los vinculados, no fueron comprendidos. Ni siquiera por ellos. De haberlo hecho, las graves ausencias de respeto a la interculturalidad y las valoraciones de las diversas etnicidades de las regiones no estarían como prueba y evidencia en algunos documentos oficiales. Un ejemplo: los textos escolares oficiales tienen un mapa étnico que no registra a los montuvios y cholos del litoral. Tampoco en la folletería de algunos ministerios, como el de Turismo, donde la ausencia de referencia a los montuvios es prueba.
De ser fieles a la práctica intercultural respetarían los datos del censo del 2010 de autoidentificación étnica y cultural. Así los montuvios no estarían silenciados en textos y documentos oficiales. Esto dice de la precipitación, fundamentalismo y desconocimiento de lo que son las relaciones interculturales en un mundo global, tejido en redes donde el mestizaje es fluido. Es uno de los precios que se paga por la novelería.
En ausencia de esa discusión y comprensión rigurosa, la acción comunicativa la llevan por rutas dogmáticas, folclóricas y exóticas. Incluso sobrevaloran el quichua, que en el litoral no fue parte de los pueblos y culturas ancestrales. Valdría que los Torquemadas de la “interculturalidad comunicacional” revisaran lo que dice la Unesco, García Canclini, Clifford Geertz, Monsiváis, Martín-Barbero, Larraín, Darcy Ribeiro, Octavio Paz, Gimeno Sacristán, etc. Y en el país, Carvalho Neto, los esposos Peñaherrera, Iván Carvajal, Agustín Cueva, etc. Una lectura responsable de ellos les permitiría comprender en qué trampas y laberintos introdujeron al país, violentando la comunicación con dogmas y clichés del yihadismo interétnico e intercultural. Lo escribo, verifico y certifico como montuvio.
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