Actividad. A la feria de Samanes, donde hay productos y gastronomía, acuden cientos de familias de todas partes de la ciudad a pasear en este feriado.

La fiesta se celebra en casa

Las opciones fueron variadas para quienes se quedaron en la ciudad. Hubo ferias en los barrios y parques, que evocaron los juegos y tradiciones de antaño.

Aunque hubo guayaquileños que, como en cada feriado, optaron por irse de viaje, en este hubo también quienes prefirieron quedarse en la ciudad para celebrar las fiestas en casa.

En la Pradera 3, ubicada en el sur de la urbe, de hecho los vecinos se organizaron para llevar a cabo, por primera vez, una feria al aire libre, que reunió ayer a los moradores de este sector y de las ciudadelas La Saiba y 9 de Octubre y de la cooperativa Eugenio Espejo, todas aledañas.

“Quisimos hacer algo diferente y bonito, y con ello hacer que las familias no se vayan y se queden a divertir con nosotros, con su gente. Y sí que lo hemos logrado”, precisó Gabriel Peña, uno de los organizadores y también el gestor del proyecto ‘Bosques de colores’, con el que han logrado recuperar el parque del barrio, el más grande, donde se llevó a cabo el festival.

A las 11:00, apenas una hora después de haber iniciado, en el lugar ya había decenas de niños brincando en un ‘salta salta’ gigante y concursando en una serie de juegos de antaño.

“Todo lo que estoy viendo hoy, yo lo practiqué hace décadas con mis hijos. Siento algo de nostalgia”, dijo Walter Ycaza, también residente, mientras observaba a un grupo de chicos participando en la carrera de ensacados o del huevo en la cuchara, y a otros jugando futbolín.

Para Ycaza, actividades como estas son las que permiten al vecindario reencontrarse y por ello, dijo, deben replicarse. Alba Tenorio, de La Saiba y quien vivió al menos 25 años en la Pradera 1, coincidió.

“Hace mucho que no veía a tantos amigos míos reunidos y más aún en un feriado. Esto sí que ha sido una sorpresa. Una integración real”, manifestó, asegurando que descartó su viaje a Playas precisamente por el acto. “Ya mañana (hoy) me iré a Las Peñas y a Raíces (la feria gastronómica), y el domingo al Parque Lago en la vía a la costa. Allá haremos un pícnic”, detalló, haciendo hincapié en que si en Guayaquil más actividades similares se hicieran desde los barrios, “de seguro serían también más los ciudadanos que en cada fiesta decidirían quedarse”.

De igual forma, otros rincones de la ciudad se convirtieron en puntos de encuentro. En Puerto Azul, en la vía a la costa, por ejemplo, las familias participaron de la inauguración de un proyecto turístico ecológico de botes eléctricos. Allí durante todo el día navegaron.

De igual forma, Las Peñas y los malecones Simón Bolívar y del Salado permanecieron copados de visitantes; al igual que el festival gastronómico ‘Sabores Samanes’, que se realizó por quinto año consecutivo en el parque Samanes, en el norte.

Ayer ese espacio fue el escenario escogido por decenas de personas que llegaron desde varios sectores de la urbe a disfrutar del feriado, que se dio un día después de conmemorarse los 484 años de fundación del Puerto Principal.

“Como hoy no tocó trabajar, le dije a mi esposa que vengamos a comer acá con los niños. Es una forma distinta de distraerse”, contó Andrés Quimí, mientras degustaba un encebollado.

Hubo más de 20 kioscos que ofrecían platos tradicionales como seco de pollo, de chancho y de chivo, así como guatita, bollos, fritada, entre otros.

En la feria además hubo un espacio para los artesanos. Fueron alrededor de cien los stands que vendieron desde zapatos y abrigos, hasta juguetes para niños y mascotas y adornos de madera.

Juan Carlos Anestesio llegó con su esposa e hija desde Mucho Lote al lugar. “Para qué gastar yendo a la playa, si podemos venir aquí. Me gusta la feria, está bonita, bastante organizada y hemos podido comer y jugar sobre todo. He dedicado un día, por describirlo de una manera, a la naturaleza”, indicó.

Si bien el festival, que permanecerá abierto hasta mañana, fue el protagonista de la mayoría de paseos, otras áreas del parque también fueron visitadas, especialmente por los vecinos.

“Si durante la semana no puedo salir, ahora he aprovechado que hay mucha vida en el sitio para visitarlo. Generalmente no lo hago porque hay ciertos tramos que, por falta de iluminación, no me hacen sentir seguro. Al ver gente por aquí, por allá y en todos lados, me animé. Creo que en la noche volveré con mis amigos”, dijo Alan Vivanco, morador de Samanes 4, quien tras una larga caminata se sentó sobre el césped junto a su perro para descansar.

Para él, si en el norte la actividad (gastronómica o deportiva) se volcara con más frecuencia a los parques, incluso la inseguridad se reduciría; y la identidad o el mismo prestigio de un barrio cambiaría a tal punto que “independientemente de la fecha, todos desearían visitarlo”.

Deporte y arte en el bosque

Desde las 10:00 hasta las 19:00 se llevó a cabo el festival en el parque de La Pradera 3. La celebración incluyó la elección de la Criolla Bonita y el Juan Pueblo del barrio.