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Esmeraldas. La policía acordonó el lugar donde ocurrieron los crímenes, en pleno centro de esta capital.LCH / Expreso

Un evangélico, una nueva víctima colateral del sicariato en Esmeraldas

Ataque de gatillero deja 2 personas muertas y tres heridas. El religioso era conocido por ayudar a drogadictos

Magandi había entregado su vida al servicio de Dios, según el testimonio de quienes lo conocieron. En ese andar sacó de la calle y de la mala vida a más de 15 muchachos que eran miembros de bandas o pandillas, se dedicaban a delinquir o consumían drogas.

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Pero por esas mismas cosas de la vida, un hecho violento en el que un grupo de sicarios asesinó a otro hombre, por una pelea de bandas -según se presume- su vida fue segada. Fue la víctima colateral del mencionado suceso violento.

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Ricardo Tapia, su nombre real, estuvo en el momento y en el lugar menos indicado. El pasado martes 11 de julio de 2023, cerca de las 15:30, pasaba en su bicicleta frente a una tercena ubicada en las calles Pedro Vicente Maldonado y Piedrahíta, centro de Esmeraldas, cuando una bala perdida le ‘pegó’ en la cabeza, provocándole la muerte unos minutos después en una casa de salud.

El tiro que mató a Magandi salió de la balacera que se armó cuando tres sicarios a bordo de una moto llegaron al sitio para asesinar a Jair Molina Carvajal, de 30 años, quien estaba comprando carnes en la tercena y que habría respondido con disparos el ataque armado de los gatilleros.

Jair murió, pero junto con él también cayó, ‘sin ser arte ni parte’, Magandi. Otras tres personas quedaron heridas, entre ellas una menor de 15 años.

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Tapia, según sus familiares, vivía a pocas cuadras del sitio e iba a hacer unas compras para realizar unos arreglos en su casa. Minutos antes de su fatal deceso había almorzado junto a su esposa e hijos.

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“Nos dijo que ya volvía, pero nunca regresó. Cuando nos avisaron lo tenían en el Centro de Salud Tipo C Las Palmas, pero ya estaba muerto”, aseguró un familiar que solo se identificó como Carmen.

Quienes lo conocían aseguran que para ganarse la vida, el hombre de 52 años se dedicaba a la venta de pescados en las inmediaciones del mercado municipal de la ciudad de Esmeraldas.

Ricardo Tapia era un hombre entregado a Dios y era miembro de una iglesia evangélica de Esmeraldas. Sus hermanos en la fe lo recuerdan como una persona solidaria y siempre dispuesto a ayudar a los demás.

“A él le gustaba mucho predicarles a los jóvenes que andaban en malos pasos. A muchos los ayudó a encontrar el camino de Dios. Es lamentable que ya no esté con nosotros”, aseguró la también evangélica Esperanza Bone, quien asiste al mismo culto al que iba la víctima.

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Carlos, cuya identidad se protege, es uno de los jóvenes a los que ayudó. Él tenía más de 15 años en la adicción a la base de cocaína y con apenas dos “sermones” Magandi logró hacerlo recapacitar y que entregue si vida a Dios. Hoy lamenta la muerte de quien lo ayudó a encontrarle sentido a la vida.

“Era como mi padre, me ayudó a conocer a Dios y a entregarle mi vida. Me van a hacer mucha falta sus consejos, sus regaños. Voy a seguir con su legado y ahora ayudaré a otros para que se acerquen al Creador”, aseguró el muchacho, quien asiste a la misma iglesia cristiana donde se congregaba Ricardo Tapia.