Consecuencia. El daño en la infraestructura educativa empuja a los estudiantes a volver a las clases virtuales.
Consecuencia. El daño en la infraestructura educativa empuja a los estudiantes a volver a las clases virtuales.Christian Vinueza

Estudiantes reciben un remedo de educación

No hay bancas ni docentes para todos.  Padres realizan bingos para parchar escuelas

Como si la gratuidad fuese sinónimo de precariedad. La realidad de algunas instituciones educativas fiscales en Guayaquil expone una problemática que, a pesar de haber sido heredada de administraciones anteriores, necesita ser atendida con urgencia. De no ser así, estarían forjando a gran parte del ‘futuro de la patria’ en jornadas reducidas y en aulas deterioradas.

El comité de padres de familia de la escuela de educación básica Agustín Guerrero Lizarzaburu, ubicada en la cooperativa Jaime Toral, contó a EXPRESO las dificultades que enfrentan sus hijos a la hora de acudir a clases. “No hay profesoras para segundo año, las jornadas de clases fueron reducidas, las paredes y el piso están dañados porque son de cartón prensado y hay aulas inhabilitadas”, denunció. Y asegura que han acudido hasta las autoridades de Educación por ayuda, pero hasta ahora toda ha quedado en palabras y nadie ha ejecutado trabajos de reestructuración.

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Es más, ante la apremiante situación, los representantes de los alumnos han recaudado fondos para pintar y reparar ciertas aulas. Incluso han construido un pozo séptico que necesitaba la institución.

La necesidad también toca la puerta de la escuela General Eloy Alfaro, ubicada en el sur de Guayaquil, donde los niños se sortean las bancas para recibir clases, y los docentes recaudan dinero con la venta de tablas de bingo para realizar reparaciones en las aulas y adecuar los baños, “porque todo en esta escuela es un relajo. Si pudiera cambiar a mis hijos lo haría, pero no tengo dinero. Ahí estudian mis dos hijos y para los dos me han pedido que compre una banca porque si no, tendré que esperar que un niño falte para que mis hijos se puedan sentar. La otra vez me pidieron 5 dólares: $ 3 los iban a destinar en reparación de las aulas y $ 2 para comprar un ventilador”, contó resignada Mariana (nombre protegido), quien pidió no ser identificada por temor a que sus hijos sean expulsados de esa institución.

Me pidieron que compre una banca para mis hijos o que arregle una. No había.

Mariela,
madre de familia

Mariana no solo tiene el inconveniente de las bancas, también el de la distancia, debido a que ante la falta de cupos en las unidades educativas cercanas a su domicilio, sus hijos fueron matriculados en una que le queda muy distante. “Hay días en que no los envío a clases porque no tengo para el bus. Es desesperante. He intentado hacer el cambio, pero no hay cupos. A este paso, me temo que perderán el año lectivo”.

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Este Diario visitó la escuela a la que asisten los hijos de Mariana para contrastar su denuncia, pero la directora de la institución dijo que no podía dar declaraciones sin la autorización de Educación. Quienes sí contaron a EXPRESO sobre los malabares que realizan para darles una ‘manito de gato’ a ciertas áreas de la escuela, fueron los padres de familia que se encontraban en los exteriores.

“A mí no me han pedido que compre una banca. Lo que sí nos dicen y hacemos es darles mantenimiento, como pintarlas a inicios de cada año. Y harán un bingo en la escuela para arreglar los baños que están dañados”, manifestó la mujer, que llegaba a la escuela por su hija.

Estamos al tanto de los daños en la infraestructura de las instituciones de la Zona 8.

Gabriel Casañas,
subsecretario de Administración Escolar

EXPRESO también visitó la escuela fiscal Sarah Flor Jiménez, ubicada en el noroeste de Guayaquil, donde según los padres de familia la jornada de clases presenciales ha sido reducida “porque hay muchos estudiantes y muy pocas aulas”.

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“Los niños están recibiendo clases en aulas provisionales porque se han retrasado los trabajos de remodelación en la escuela. Como hay pocos salones, turnan a los estudiantes para las clases presenciales. Por ejemplo, mi niña tiene clases presenciales dos días a la semana, y el resto de días recibe clases virtuales, pero solo una hora diaria”, indicó la madre de familia, quien considera que “esto solo empeora y retrasa el aprendizaje de mi hija, porque la famosa virtualidad le ha dejado muchos vacíos en su conocimiento”.

Para Gabriel Casañas, subsecretario de Administración Escolar, las falencias estructurales que denuncian los padres son “una realidad de la que están al tanto”. Es más, detalla que en la página web del Ministerio de Educación existe un registro de las unidades educativas que no están en condiciones de recibir al alumnado.

Casañas detalló que para atender esta realidad que trastoca el proceso de formación de cientos de estudiantes, el Ministerio de Educación ha destinado más de $ 10 millones para mejorar las condiciones de 100 unidades educativas ubicadas en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón). Obras que tienen previsto concluir, en algunos sectores, durante el año lectivo 2022-2023.

En cuanto a los bingos y el déficit de bancas, el funcionario explicó que “no hay necesidad de que las escuelas hagan este tipo de requerimientos a los padres de familia”, porque Educación adjudicó dos millones de dólares para que las escuelas que necesiten bancas u otros elementos, los soliciten al distrito.